Ambientado en los suburbios degradados de Detroit, un trío de ladrones –conformado por la joven Rocky (Jane Levy), su ambicioso novio (Daniel Zovatto) y el ingenuo Alex (DylanMinnette)– se dedica a ejecutar robos de manera sistemática en las casas de los clientes que han contratado un servicio de alarmas de seguridad de la compañía en la que trabaja el padre de Alex. Cuando investigan a su próxima víctima (Stephen Lang), un ciego excombatiente de la Guerra del Golfo que ahora vive solo con un alijo de dinero en efectivo, los jóvenes creen que será un robo fácil. Ellos irrumpen en la casa del hombre, y pronto se dan cuenta que se han metido con la persona equivocada.
Hace algunos años, después de cautivar a muchos productores de Hollywood con su cortometraje viral, Panic Attack (2009), el cineasta uruguayo, Federico Álvarez, asumió la difícil tarea de rehacer Evil Dead (1981), el legendario filme de culto de Sam Raimi; el resultado fue una propuesta incapaz de entregar la inventiva manera de abordar el terror que su predecesora sí había logrado, pero a pesar de sus irregularidades, el remake de 2013 dejaba ver la mano hábil de un joven director para manejar los recursos del body-horror. Ahora, Álvarez vuelve a hacer mancuerna con Sam Raimi (productor) para ofrecer un intenso thriller, cuyo objetivo primordial es generar una angustia constante que crece a un punto máximo al grado de acorralar al público en un callejón sin salida. Hay breves momentos en los que se requiere un poco de suspensión de la incredulidad por parte del espectador para que algunos de los eventos luzcan plausibles debido a que los ladrones –quizá por su juventud e inexperiencia– toman algunas decisiones cuestionables a lo largo del atraco. No obstante, debido a la eficacia con la que Álvarez controla la tensión y su capacidad para que el pánico nunca disminuya, el espectador se siente completamente comprometido con las situaciones representadas. Sin ser una descarada copia, No respires contiene una serie de homenajes a clásicos thrillers; en el nivel más evidente, la historia es una reminiscencia de películas sobre el allanamiento de morada como Wait Until Dark (Terence Young, 1967) y The People Under the Stairs (Wes Craven, 1991), y presenta en menor grado una serie de guiños a Cujo (Lewis Teague, 1983) y Panic Room (David Fincher, 2002). Siguiendo los pasos de It Follows (David Robert Mitchell, 2014) –otro extraordinario filme contemporáneo de terror- Álvarez establece su relato en Detroit. La desesperanza y la desolación de los barrios afectados por la crisis económica se traducen en la desesperación de los jóvenes por abandonar ese espacio a toda costa, incluso robando para ahorrar rápidamente y trasladarse a California, por ejemplo. Debido a esto, el director es capaz de humanizar a los personajes y mostrar, principalmente en el caso de Alex, sus dilemas respecto a las consecuencias de sus actos. Uno de los elementos más fascinantes del filme es el manejo de los sonidos y los silencios; dado que la mayor parte de la película implica tratar de eludir al hombre ciego, hay largos períodos de un silencio que alcanza las dimensiones de la desesperación y la perversidad. En este sentido, No respires es un efectivo thriller que, más allá de proponer falsos sustos al más puro estilo del terror tradicional, el miedo proviene del suspenso y la paranoia que Álvarez le inyecta a cada secuencia que es capturada de manera notable por la lente del cinefotógrafo Pedro Luque (La casa muda, 2010).
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex
Fecha de estreno en México: 16 de septiembre, 2016.