Georges Balbuzard (François Cluzet) es un granjero de mediana edad y alcalde de Mêle-sur-Sarthe, un pintoresco pueblo de la región de Normandía en Francia. De manera inesperada, casi accidental, un reconocido fotógrafo estadounidense llamado Newman (Toby Jones) y su asistente Bradley (Vincent Regan) se le acercan con la idea de utilizar un campo cercano como telón de fondo y a todos los aldeanos, cerca de 200 personas, para que aparezcan en su proyecto fotográfico. Pero hay una condición; al igual que un Spencer Tunick, los sujetos de Newman deben estar desnudos. Georges vislumbra los titulares de los periódicos y noticieros que generaría una imagen de este tipo y es lo suficientemente inteligente como para saber que los medios de comunicación franceses y europeos descenderán a su pequeña aldea como una bandada de buitres, pero también es muy consciente de que la gente del pueblo es conservadora y difícilmente aceptarán.
Normandía al desnudo (2018) se centra, en un primer momento, en la depresión y preocupación compartida de una comunidad agrícola ante el desplome de los precios del ganado y de los productos lácteos debido a productos extranjeros importados. No suena muy divertido, pero en manos del director Philippe Le Guay y el excelente actor protagónico, François Cluzet, el tema se convierte en un reflexivo juego de tensión entre la exploración del cuerpo y el impacto de la publicidad, entre el puritanismo, la trivialización y el exhibicionismo. Muchos de los agricultores locales están amenazados con una ejecución hipotecaria, por lo que comienzan a bloquear las carreteras en un intento por informar a las autoridades sobre su situación. Sin embargo, como suele suceder con las pequeñas comunidades, los medios de comunicación no cubren el problema porque las circunstancias no se consideran lo suficientemente de interés periodístico. Y entonces surge una oportunidad inusual de ganar algo de publicidad con la propuesta de Newman. Hay una gran cantidad de nostalgia en este filme mezclado con la antiglobalización, el ecologismo y la cultura de los pueblos normandos. Los agricultores no entienden por qué los mercados están cambiando o cómo cambiar ellos mismos, por lo que culpan a todos los demás. Georges se abre camino entre los que dudan, mostrando lo bien que funciona un alcalde local, con encanto y astucia. La película también tiene sus propias artimañas ya que la premisa podría ser considerada por muchos como ridícula. Sin embargo, Le Guay logra capturar las formas particulares en que estos personajes de Normandía reaccionarían ante tal proposición, sin convertirlos en caricaturas. El director mantiene un equilibrio para que la comedia siga siendo orgánica y discreta; obviamente siente afecto por sus personajes peculiares y sus debilidades, y captura magníficamente los ritmos de la vida de un pequeño pueblo.
Fecha de estreno en México: 18 de abril, 2019.