Cameron Diaz y Jason Segel desnudos, sentados en un sofá, mirando tristemente al infinito. Esa es, quizá, la sensación de vacío que deja ver una comedia floja como Nuestro video prohibido. Ambos actores interpretan a Jay y Annie una pareja que, con una década de matrimonio y dos hijos a cuestas, intenta refrescar su ahora insípida vida amorosa grabando su primer video porno casero. Tras horas de lujuria y salvaje satisfacción, que son la materia prima de su debut en las cintas clasificación XXX, ambos se van dormir. Durante su descanso, el obsceno video es enviado accidentalmente, a través de “la nube”, a familiares y amigos –incluido el jefe de Annie, interpretado por Rob Lowe quien en los ochenta vivió un escándalo sexual, precisamente al filtrarse una cinta de video en la que se le veía manteniendo relaciones sexuales con dos mujeres, una de ellas de 16 años–. La refrescante idea que en un principio parecía una experiencia íntima, se vuelve una carrera contra el tiempo, en la que la pareja debe eliminar el video antes de que llegue a las manos equivocadas.
La premisa de ser la película en la que la ya cuarentona, Cameron Diaz, se desnuda por primera vez en los más de veinte años que tiene de carrera, poco ayuda a evitar que la cacería de “busca y destruye" de la cinta del director, Jake Kasdan (que ya había trabajado con Diaz y Segel en la cinta Bad Teacher), que en un inicio es emocionante, se convierta rápidamente en una misión ridícula. Frenéticos chistes se amontonan con las torpes jugadas de sus personajes centrales, para restarle fuerza a las escenas de sexo del prólogo –que retratan la fulgorosa vida sexual de la pareja en su juventud y que otorga cierta melancolía en términos del entusiasmo juvenil de una relación–. Por lo que las bromas subidas de tono iniciales hacen de Sex Tape una simplona comedia de enredos.
JAR (@franzkie_)