Se estima que cada año, 200,000 mujeres filipinas deciden viajar al extranjero para obtener ingresos como trabajadoras del servicio doméstico y niñeras. Consiguiendo contratos y arreglos laborales de dos años, viajan a países de primer mundo, incluso dejando atrás a sus propios hijos. Sin embargo, no es raro que las Trabajadoras Filipinas en el Extranjero (OFW, Overseas Filipino Workers) estén trabajando duro sin regresar a casa, por lo tanto, sin ver a sus seres cercanos durante años. Overseas (2019) comienza con una secuencia continua de poco más de cuatro minutos de una mujer joven, descalza, con un delantal y una red protectora que cubre su cabello, frotando metódicamente el inodoro. La escena se prolonga el tiempo suficiente para que el espectador se interese en la mujer y, principalmente, se pregunte sobre su sentir ante la realización de esta actividad doméstica. Al poco tiempo obtenemos una respuesta en forma de sollozos y vemos a la mujer abrumada ante su situación. A pesar de la elocuente emotividad de la secuencia, la directora nacida en Corea del Sur y residente en Bruselas, Sung-a Yoon, no sucumbe a los chantajes emocionales ni tampoco a las simplificaciones. El material podría aproximarse a las trabajadoras como víctimas del capitalismo, centrando su discurso cinematográfico en las disparidades económicas y la pobreza. No obstante, decide retratar la migración como una estructura construida y elaborada a partir de las decisiones que toman los individuos, alejándose de aquellos retratos de vulnerabilidad y lástima. Deciden migrar; tienen planes que desean hacer realidad; son conscientes de que en el extranjero podrían ganar el doble (incluso más) de lo que podrían haber ganado en su país natal; y, por último, son seres conscientes de cuáles son los posibles altibajos de su futuro trabajo. La directora ingresa a un centro donde realizan un programa de formación integral. Las asistentes están aprendiendo habilidades útiles en sus futuras asignaciones, pero estas no son solo cosas como la limpieza, el cuidado de bebés o el cambio de ropa de los adultos postrados en la cama que necesitan ayuda. También enseñan cómo lidiar con la nostalgia y los peligros del trabajo como los abusos psicológicos y físicos. El método de capacitación consiste en representar posibles escenarios y, en estos ejercicios de juego de roles, los futuros OFW representan a sí mismos, a las empleadas domésticas y a sus empleados. Algunas de esas mujeres ya han estado trabajando en el extranjero y pueden compartir sus experiencias, incluidas situaciones en las que fueron tratadas como robots. La mayor parte de la construcción de la película oscila entre documentar los aprendizajes y entrenamientos, así como los momentos de soledad y reflexión que tienen las propias trabajadoras, y las dinámicas del centro de capacitación para ver la migración económica como parte de un gran negocio, con montones de documentos apilados en las oficinas administrativas.
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