Lee aquí nuestra reseña de Paraísos artificiales.
La serena belleza de una playa en la costa de Veracruz y un hotel en ruinas, son los escenarios en los que se dibuja una historia de adicciones y convivencia entre dos personajes cuyas vidas están marcadas por la intoxicación: Luisa (Luisa Pardo) y Salomón (Salomón Hernández). Ella es una citadina de 25 años y es adicta a la heroína. Él raya los 65 años y es un campesino nativo del lugar que fuma marihuana. Con el deseo de abandonar las drogas, Luisa viaja a Jicacal, una ribera que se pinta paradisiaca. El lugar parece el ideal para alejarse de los narcóticos. Con los días la joven va descubriendo los dramas de algunos habitantes del pueblo, cuyas vidas de dependencia son afines a la de ella. Pero es en Salomón en quien ella encuentra la solidaridad y comprensión que una junkie como ella necesita.
Paraísos artificiales es el segundo largometraje de Yulene Olaizola. Un filme con una narrativa minimalista que navega entre la ficción y el documental.
VSM (@SofiaSanmarin)