Anne (Diane Lane), la esposa de un exitoso productor de cine llamado Michael (Alec Baldwin), tiene un dolor en el oído. Este inconveniente le impide volar con su marido en un jet privado de Cannes a París, así que acepta la propuesta de uno de los colegas de Michael, un extravagante francés y amante de la diversión, Jacques (Arnaud Viard), que la llevará hasta la capital francesa. Lo que comienza como un simple viaje de siete horas, se convierte en una aventura de dos días para visitar pintorescos paisajes y rodearse de buena comida, vino, humor, sabiduría y algunas sutiles dosis de romance.
Después de dirigir algunos breves documentales sobre la realización de los filmes de su marido (Francis Ford Coppola) y su hija (Sofia Coppola) –entre los que destacan Hearts of Darkness: A Filmmaker's Apocalypse (1991) y The Making of 'Marie Antoinette' (2007)–, Eleanor Jessie Neil, mejor conocida como Eleanor Coppola, incursiona en la ficción cinematográfica con Paris puede esperar (Paris Can Wait, 2016), una seductora y alegre travesía sobre el entusiasmo que produce conocer nuevos y recónditos lugares. Paisajes naturales, arquitectura y cultura culinaria forman parte del atractivo catálogo que ofrece el filme. El trabajo de la cinefotógrafa Crystel Fournier (Tomboy, 2011; Girlhood, 2014) abraza el rico detalle visual de cada sitio, mientras que la cámara, con su cercanía, parece devorar cada comida colorida, meticulosa y finamente elaborada como acostumbran los franceses. El filme se revela como una pasión por la observación y la calma, como un redescubrimiento de las andanzas de los antiguos caminantes, aquellos que preferían explorar los pequeños lugares para descubrir joyas escondidas que casi siempre pasan desapercibidas por la mayoría de los turistas. La intención de Eleanor Coppola es disfrutar la naturaleza progresiva de la jornada, donde cada paso es un descubrimiento, ya sea la comida local, las huellas del pasado, de la historia y la cultura de un país. Puede parecer, y probablemente lo es, algo elitista, pero es una mirada genuinamente honesta por parte de la directora. Anne es claramente el alter ego de la propia Eleanor, quien concibió esta película basada en sus experiencias cuando ha acompañado a su esposo a diversos certámenes cinematográficos. Además, Anne demuestra ser la antítesis de los protagonistas de Lost in Translation, viajeros encerrados en el hotel donde transfieren su alienación interior. París puede esperar es una excursión entre pinos, olivos, el canto de las cigarras, campos de lavanda, acueductos romanos, quesos de cabra Crottin de Chavignol, el jamón de Bayona, el exquisito pollo Bresse con patatas, la mantequilla Bretón, todo ello admirado y degustado a lo largo del relato. Estamos a un paso de caer en una empalagosa y pretenciosa versión gourmet, pero no es así. La directora, sin llegar a la altura de El festín de Babette (Dir. Gabriel Axel, 1987), confecciona un atractivo e inteligente nuevo capítulo de las relaciones entre el cine y la cultura de la comida para ofrecernos una película sobre el sabor y el gusto de la vida.
Fecha de estreno en México: 3 de agosto, 2017.