Lee aquí nuestra reseña de Party Girl, el alma de la fiesta
Ganadora de la Cámara de Oro en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes, y dirigida en conjunto por Marie Amachoukeli, Claire Burger y Samuel Theis, Party Girl se concentra en Angelique (Angelique Litzenburger), una exstripper, ahora sexagenaria, que no puede desprenderse de su vida de fiestas y que la hace acudir cotidianamente a uno de los clubes donde trabajaba, donde lo mismo bebe, que charla sobre sus buenos viejos tiempos con sus amigas -quienes siguen activas como bailarinas-. Cuando uno de sus antiguos clientes frecuentes, Michel (Joseph Bour), pasa de simplemente coquetearle y pagar por sus servicios a proponerle matrimonio, Angelique se encuentra ante una oportunidad real para finalmente actuar con responsabilidad, "sentar cabeza" y llevar una vida sobria. La decisión sobre casarse o no, supondrá que Angelique cambie por sí misma o por Michel, o, al menos, por alguno de sus cuatro hijos; una de ellos, no la ha visto en años.
La intimidad del origen de la historia (la película se inspira en la madre del director Samuel Theis) se hace sentir a través del estilo verité del filme: una cinematografía rugosa, granulada, abundante en primeros planos. Sin embargo, una amplia gama de secuencias sin fuerza, redundantes, sobre los viejos hábitos de la protagonista y sus relaciones familiares, amenazan la construcción del personaje: Angelique resulta encantadora en su mundo kitsch, pero si se le observa un poco más, es una persona débil, con pocas aspiraciones de redención, acaso el contrapunto de la entrañable cuarentona en constante búsqueda, Gloria, de la cinta homónima del chileno Sebastián Leilo. El trío de directores se esfuerza por generar un marco inquietante para exhibir a Angelique, en el que juegan con la ambivalencia de una dicotomía: madre o puta, para acaso arrojar mayor luz sobre su personaje central. Aunque Party Girl genera un sentimiento de resaca emocional respecto a su drama y sus conclusiones, que desperdician la reflexión que el filme pudo condensar, su material emocionalmente -e incluso moralmente- provocativo esboza los específicos y vacilantes anhelos de vida de una mujer víctima de su propia decadencia.
*Sinopsis realizada durante el GIFF 2014