Una mala inmersión, un giro mal negociado, una bola fuera de lugar, y la vida de repente pasa de dos pies a cuatro ruedas. Un destino trágico e irreversible que detiene la existencia para dejar su marca indeleble. Los grandes planes de Benjamin (Pablo Pauly) para un futuro en el mundo del deporte llegan a un abrupto final cuando un accidente lo envía al hospital, quedando paralizado desde el cuello hacia abajo. Luego de varias sesiones de terapia, el joven puede sentarse en una silla de ruedas y logra salir de la sala para recorrer los pasillos y otras zonas del centro de rehabilitación en compañía de otros pacientes en la misma situación: Faride (Soufiane Guerrab), Steeve (Franck Falise) y Toussaint (Moussa Mansaly). Todos ellos han estado en procesos de recuperación durante mucho tiempo, con pocas esperanzas de una vida futura. Aun así, se las arreglan magistralmente, con humor y sin depresión profunda, para discutir sobre otros pacientes, almorzar en la cafetería, escuchar música de Bob Marley e incluso intentar un escape hacia el bosque.
Uno de los directores del filme comenzó su carrera como cantante de hip hop en Francia. Un salto en falso en una piscina cambió su vida y se renombró a sí mismo (originalmente Fabien Marsaud) Grand Corps Malade o “gran cuerpo enfermo”; se recuperó lentamente, y ahora camina con un bastón. Siempre estuvo interesado en las palabras y participó en varios slams de poesía en Francia; comenzó a componer música para acompañar sus versos. Luego escribió un libro, Patient, sobre su propia experiencia, que dio lugar al guion de Paso a paso (Patients, 2016). Con este primer largometraje, Grand Corps Malade y el codirector Mehdi Idir exploran la vida cotidiana de estos hombres y mujeres que están dañados, para quienes los gestos más simples se convierten en obstáculos insuperables. Presionar el botón de encendido en el control remoto parece lo más sencillo, pero para ellos es un desafío monumental y permanente. Vestirse, comer y orinar es para nosotros una formalidad; para ellos, una dificultad. Y todos estos pequeños gestos son exhibidos de manera sutil con sus diversos matices; nunca caemos en un pathos dramático y mucho menos lacrimógeno, sino más bien en el descubrimiento de un grupo de pacientes que deben aferrarse a sus sueños y poner sus esperanzas en una reevaluación permanente todos los días. Si Intouchables (2011) también abordó la discapacidad y la pérdida de autonomía, Paso a paso busca profundizar el lado psicológico con el seguimiento completo de Benjamin, desde su accidente hasta su evolución en el centro. A veces filmada como un documental, la película está llena de conmovedora sinceridad; sus proyectos colapsan, su ambición y sus deseos se desmoronan, pero sigue existiendo la voluntad de luchar para progresar. El cuerpo puede ser inerte, pero el corazón está intacto. Eso es lo que los mantiene en marcha: la amistad y la solidaridad. Lejos de ser un austero drama hospitalario, el filme recurre a una alta dosis de humor como motor del relato para evidenciar que la batalla no es la misma para los guerreros heridos.
Fecha de estreno en México: 29 de junio, 2018.