Después de un trágico accidente de motocross, el gran atleta Johnny Utah (Luke Bracey) se replantea sus metas y objetivos en la vida, y decide retomar sus estudios para unirse a las filas del FBI. Durante su preparación, Johnny descubre información sobre una importante investigación a cargo de su superior (Delroy Lindo). Utah cree que los robos descarados contra varias multinacionales estadounidenses son perpetrados por un grupo de amantes de los deportes extremos que tiene la intención de completar el Osaki 8 –una serie de pruebas atléticas diseñadas para que los participantes entren en contacto con regiones naturales de las formas más peligrosas posibles–. Utah solicita el apoyo de su superior para infiltrarse en el grupo y estar más cerca del enigmático líder de los criminales, Bodhi (Édgar Ramírez), poder averiguar el motivo detrás de los robos y adentrarse a la peligrosa prueba final.
Mientras el filme original homónimo de 1991, dirigido por Kathryn Bigelow (The Hurt Locker, 2008) y protagonizado por Keanu Reeves, tenía una simple premisa –pero estructurada de manera muy sólida y coherente– sobre la importancia de arriesgarse para tomar decisiones y asumir nuevas responsabilidades en la vida, esta nueva versión, Punto de quiebre (Point Break, 2015), busca vanagloriarse en los bellos paisajes capturados por el cinefotógrafo Ericson Core –que también funge como director del filme– y en un guión que se toma muy a la ligera algunos conceptos que plantea, pero no logra desarrollarlos de manera astuta. En primer lugar, el filme es un thriller de acción donde la historia de los detectives es toscamente simplificada; el novato, de manera poco creíble, logra descubrir al líder de los criminales (una tarea que, durante años, el grupo de expertos y veteranos investigadores no pudo descifrar). Por otro lado, los superatletas predican una ideología anticapitalista aparentemente sustentada en preceptos filosóficos sobre el libre albedrío y la solidaridad, pero los personajes nunca alcanzan un nivel aceptable de credibilidad respecto a sus intenciones y motivaciones. Incluso, la idea de alcanzar la iluminación mediante la perfección física es una burda comprensión de los ideales Zen aplicados a los atletas modernos de alto rendimiento. La filosofía de vida de aquellos que desean cumplir con el Osaki 8 señala que debes “tomar algo y dar algo a cambio”, pero este predicamento resulta incongruente con las acciones de los personajes. El momento culminante de Punto de quiebre ocurre en una especie de juicio final que pretende disfrazarse como un misterio, pero que, bajo el ropaje de carismáticos y atléticos cuerpos, no es más que un juego ridículo e inmaduro de adultos irresponsables.
Fecha de estreno en México: 8 de enero, 2016.