Aquí puedes ver nuestro reportaje sobre el estreno de ¡Que viva la música! en Colombia
Aquí puedes ver nuestra Entrevista con Paulina Dávila (¡Que viva la música!)
La película está basada en la novela de culto de Andrés Caicedo (una especie de poeta maldito que al día siguiente de la publicación de su primer libro se suicidó, a los 25 años), que capturó en los setenta el alma de la ciudad de Cali, en Colombia, y al hacerlo la de su destrampada juventud, nihilista, que solo quería gozar el momento y la sucesión de momentos, desde el hedonismo puro pero, también, como rebeldía ante un orden social decrépito y tan decadente que solo podía ser contrarrestado por una decadencia más decidida, en la que las drogas, el sexo, y el valemadrismo absoluto sean la norma irrefrenable. El filme aborda ese texto, sagrado para muchos, con valentía, acudiendo a la creación de atmósferas constantes para plasmar el viaje de María (la seductora Paulina Dávila) -una atractiva joven burguesa que se siente plena en el vacio, que quiere romper todas sus ligas con todo lo que podría atarla a través de la ingestión continua de sustancias, de la búsqueda contínua de placer, de ‘desclasarse’ conviviendo íntimamente con negros, pobres e indígenas, de vivir una realidad en la anestesia permanente- que en todo momento empalma con gracia y fuerza la realidad con la alucinación, hacia un inexorable abismo, pero que en el trayecto repasa las desigualdades sociales colombianas, el anquilosamiento de las formas de convivencia ortodoxas y la renuncia a la búsqueda del futuro, cualquiera que sea; la muerte es solo un episodio, aburrido e insulso, de la vida. El filme borda la glamurización de esta vida atrapada en la juventud desencantada dispuesta a encontrarle encanto en lo que sea, como sea, donde sea, sin necesidad de reparar en ningún tipo de consecuencia moral, ni social. La cámara parece flotar atrapando los instantes, la época (que es aquélla, y también es ésta) y capturando los colores, las vibras, la feroz energía; mientras que la música es no sólo el propulsor sino el espíritu que guía las andanzas de María, y también de esta película que desbocará demonios en su tierra y hechizará sensibilidades ahí y fuera de ella.
AFD (@SirPon)