La secuela Quiero matar a mi jefe 2 (Horrible Bosses 2), continuación de Quiero matar a mi jefe (2011) —en la que un grupo de tres trabajadores idean la manera para acabar con sus despiadados superiores para siempre—, continúa con los mismos tres amigos inseparables Nick (Jason Bateman), Kurt (Jason Sudeikis) y Dale (Charlie Day), pero en esta ocasión el trío ha formado su propia empresa y, como consecuencia de ello, no tienen jefes. Sin embargo, los tres se ven obligados a tramar un plan parecido al de la anterior película: deshacerse del nuevo villano, Bert Hanson (Christoph Waltz), un magnate que les ha fastidiado sus planes de negocio, mediante el secuestro del hijo de este —un muchacho (Chris Pine) grosero y con tendencias sociópatas—, y así pedir al millonario una fuerte cantidad de dinero como rescate y de ese modo arruinarle su nueva inversión.
La comedia de enredos Quiero matar a mi jefe 2, está dirigida por Sean Anders (That’s My Boy, 2012), y en lo referente al reparto trae a las mismas estrellas de la primera película: Jennifer Aniston y Kevin Spacey, ambos con breves apariciones, pero resaltando las exageradas caricaturas de los personajes que representaron en la cinta original: Aniston, como la dentista sexualmente insaciable que abusa de sus pacientes masculinos mientras están bajo anestesia, y que ahora patrocina un programa para los adictos al sexo con el fin de reclutar nuevas víctimas, y Spacey como el exjefe patán ahora encarcelado, pero que sigue humillando a los amigos; mas la novedad y gracia de una mujer madura y hermosa abusando de los varones, y del empleador sádico y abusivo, se ha desvanecido en esta segunda parte. Quiero matar a mi jefe 2, nos presenta una fórmula que ya está agotada: la elaboración de un plan para llevar a cabo un delito y, por último, su consumación, molestándonos además con sus bromas de mal gusto y su falta de frescura, dando muestra de un claro cansancio. Utilizar gags o personajes recurrentes es una prueba de ello.
VSM (@SofiaSanmarin)