CINE Y ARTE: La velocidad futurista en ‘Rápido y Furioso’

Dominic Toretto (Vin Diesel) y Letty (Michelle Rodríguez) están disfrutando finalmente de su luna de miel en Cuba. Ahí, Toretto descubre que su primo está en problemas y decide arreglar las cosas como él sabe: a bordo de un automóvil en una carrera de velocidad. Una vez que sale victorioso, el héroe conoce a Cipher (Charlize Theron), una ambiciosa hacker que desea convencer a Toretto para que lo ayude en una peligrosa misión:  robar una serie de peligrosas armas nucleares. Sorpresivamente, él acepta sin importarle que su decisión lo orille a confrontar a todos sus amigos que lo han respaldado en el pasado, pero que ahora no comparten las turbias intenciones de Cipher.

Desde sus modestos comienzos, la saga de Rápidos y furiosos se ha convertido en un gigantesco fenómeno global. De ser un filme enraizado en la subcultura de las carreras callejeras del sur de California, se ha expandido en un espectáculo visual que ha recorrido varios rincones del mundo. A pesar de esa internacionalización, y el ir y venir de varios personajes, el ideal de la franquicia se mantiene en una fraternidad de inadaptados sociales y fugitivos que comparten su gusto por la velocidad. Al igual que sus predecesores, Rápidos y furiosos 8 (The Fate of the Furious, 2017) es una oda moderna al asfalto roto, al feroz zumbido de los motores, al peligro de los impactos, al rechinar de los neumáticos, al dinamismo de la potente máquina y a la velocidad de las maniobras mortales al interior del vehículo. Los personajes muestran una actitud displicente y temeraria hacia la muerte; y en esa fantasía masculina rodeada de automóviles eficaces, mujeres atractivas en diminutas vestimentas y más mujeres –pero deseosas de aventuras y peligros–, radica el éxito de esta franquicia. Pero ver una  y otra vez coches que compiten contra coches –primero en la tierra y luego en el aire– deviene en una fórmula opaca y desgastada. Como director, F. Gary Grey (Straight Outta Compton, 2015) tiene la capacidad suficiente para confeccionar atractivas, veloces y explosivas persecuciones, pero al involucrarse en una saga que difícilmente tiene algo nuevo que ofrecer –ya sea a nivel formal o conceptual–, las secuencias de acción carecen de coherencia y ritmo. El guion recurre al tema de la traición para colocar el relato en el terreno de lo moral, sin embargo, su aproximación a la problemática es parca y vacía, así que el director prefiere lanzar otra colisión de coches en lugar de indagar en las motivaciones y los dilemas en torno a la falta de lealtad de Toretto. Sólo hay un momento de acción inventivo; una destrucción masiva de automóviles en Manhattan, donde Cipher logra hacer que los automóviles “lluevan” de los edificios, pero la espectacularidad visual es acompañada de varias fallas básicas de credibilidad y verosimilitud.

Fecha de estreno en México: 13 de abril, 2017.

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