Hattie (Vanessa Kirby) es una agente del MI6 que se ve atrapada en una de sus misiones tratando de evitar la venta de una peligrosa arma biológica. Después de que todo su equipo es asesinado, los perpetradores, un equipo de Etheon, encabezado por el biomecánicamente mejorado Brixton (Idris Elba), la acusan de asesinato y la convierten en una terrorista. Para detener y manejar la situación, tanto la CIA como el MI6 llaman a sus mejores hombres. Esto permite que Hobbs (Dwayne Johnson) y Shaw (Jason Statham) vuelvan a verse las caras para trabajar juntos en una peligrosa misión para evitar una catástrofe global. Si bien no se llevan bien, Hobbs y Shaw tienen un objetivo común -derribar a Brixton-, pero primero tienen que localizar una máquina especial en Rusia para extraer un misterioso virus, enviándolos a un peligro grave mientras el villano se prepara para la guerra.
Desde las primeras escenas, Rápidos y Furiosos: Hobbs & Shaw (2019) tiene la firme intención de capturar la atención de la audiencia y no soltarla. Al usar ángulos inusuales, planos holandeses e inclinaciones de la cámara mientras navegamos por los primeros choques y peleas, el cineasta David Leitch (Atomic Blonde, 2017) establece rápidamente el tipo de película que sabe confeccionar; su uso ágil de la cámara, combinado con una pulcra coreografía, muestra sus habilidades como director de acción y prepara a los espectadores para el viaje de poco más de dos horas que están a punto de tomar. Dwayne Johnson destila su carisma, encanto y despliegue físico habitual. Su contraparte, Jason Statham, es brusco, frío, indiferente, sin deseos de complacer a nadie. Las personalidades y enfoques opuestos proporcionan algunos de los mejores momentos de la película. Idris Elba como el malvado Brixton Lorr es fenomenal. Maneja las escenas de acción con facilidad, y debido a su rango como actor, logra colarse en los momentos emocionales que le recuerdan que todavía es humano. Si bien es cierto que muchas situaciones planteadas devienen en inverosímiles, Hobbs & Shaw recupera las leyes físicas de los videojuegos, lo que permite a los personajes hacer saltos humanamente imposibles. Pero más allá de las acrobacias físicas, las secuencias están empapadas de CGI, pero esta tecnología visual trabaja, en ocasiones, en detrimento del objetivo general, ya que, después de un tiempo, los combates y las misiones se sienten rígidas y con muy poca alma. En última instancia, las motocicletas, los helicópteros y los automóviles fluyen en un collage interminable de ruido, velocidad y pirotecnia que probablemente complacerá a muchos espectadores.
Fecha de estreno en México: 2 de agosto, 2019.