Cuando el Gobernador del estado de Nuevo León (Daniel Martínez) decide viajar en un avión comercial, el departamento de seguridad baja al resto de los pasajeros para inspeccionar a detalle el vehículo. Esto molesta al Gobernador, quien pide inmediatamente una disculpa a los pasajeros y los invita a subir a la aeronave, haciendo énfasis en que él es igual que todos y que durante el viaje no existirá ninguna diferencia. En el avión también se encuentra Mitch (Luis Arrieta) junto con sus amigos: Benito (Javier Rivera) y “El flaco” (Oswaldo Zárate). El objetivo de los tres jóvenes es conseguir que el Gobernador les brinde una respuesta sobre el paradero de Beatriz (Carla Nieto), una chica que desapareció a manos del ejército después de ser acusada de promover prácticas comunistas en la universidad. Tras armarse de valor, Mitch consigue acercarse al Gobernador, gracias a que su amigo es ahijado del político, pero él le asegura que no hay nada que hacer ya que Beatriz regresó a su país de origen –España- y eso ha dado por terminada la búsqueda. Mitch no está convencido, por lo que toma el arma del guardaespaldas –pese a no saber usarla- y amenaza al mandatario con lastimarlo si no consigue encontrar a la joven. Ante el barullo en el área de pasajeros, el piloto sale de la cabina y observa a Mitch con la pistola y al Gobernador sometido, por lo que emite una alerta y regresa al aeropuerto de Monterrey. Tan pronto arriban, un grupo de militares los espera, pero, bajo pretexto de una bomba, Mitch pide que le entreguen a Beatriz o volará la aeronave.
Rebeldes de altura (2017) se ubica en un particular y doloroso periodo histórico para México. Es 1969, un año después de la matanza de Tlatelolco y dos antes del halconazo de 1971. El filme retrata, en un inicio, las políticas escolares que siguieron a las protestas estudiantiles y la forma en que el gobierno concebía a los estudiantes como un riesgo hacia el orden establecido. Pero esta vez no se retratan los hechos sucedidos en la capital del país, sino en uno de los grandes estados industriales, donde también resonaron las diversas posturas sociales ante un gobierno totalitario. El director, Sergio Sánchez Suárez, junto con los guionistas Eli García Ruiz y Andronico González definen a los personajes -sobre los que se guiará la historia- con personalidades opuestas: Mitch, proviene de un estrato social alto, mantiene una postura apolítica y escucha canciones de César Costa mientras conduce su convertible por el campus universitario; Beatriz -una estudiante de intercambio interesada en las protestas y los movimientos políticos- se reúne de manera clandestina con sus compañeros para organizar mítines y repartir boletines que informen a los estudiantes –y a la población en general- de las injusticias que el gobierno ha cometido; el Gobernador viene de una clase social baja pero ha conseguido escalar hasta su más reciente puesto, al ignorar y pasar por alto una serie de irregularidades que suceden frente a él. Estos contrastes permitirían que el filme navegara por las dimensiones –y evolución- de sus personajes, pero lejos del motivo que une a todos –la búsqueda de Beatriz-, no parece existir otro propósito dentro de ellos. Incluso, parece gratuito el hecho de buscar a la chica, ya que Sánchez no dedica el tiempo suficiente para construir una historia de romance -entre Mitch y Beatriz- lo suficientemente sólida como para considerar que el hombre está dispuesto a matar a alguien si no consigue una respuesta sobre la ubicación de su amada. Bajo el escudo de una comedia negra sobre la represión estudiantil y los presos políticos, la película pasa de largo varios momentos inverosímiles: cómo un dedo amputado que -incluso parece- ni el dueño recuerda que lo perdió, o un hombre que dispara desde una de las alas del avión en movimiento. Utilizando la comedia y la farsa como sustento narrativo –la película incluye en el reparto a Edgar Vivar y Silverio Palacios, que realizan los gags más efectivos en la trama- Rebeldes de altura logra hablar coherentemente sobre las desapariciones forzadas en las dictaduras militares -que filmes como Los versos del olvido (2017), Garage Olimpo (1999) y El beso de la mujer araña (1985) exploraron desde un tenor dramático-, los traumas que devienen ante el encierro y la tortura, y los sesgos de información que impiden que la población genere un criterio propio.
Fecha de estreno en México: 19 de octubre, 2018.