La joven reportera de televisión, Ángela Vidal (Manuela Velasco) –aquella mujer que, al realizar un reportaje sobre la labor de los bomberos, quedó encerrada en un edificio que fue puesto en cuarentena por el virus que se propagó en el interior (sucesos narrados en REC, 2007)– es rescatada por un comando armado. Ángela despierta desorientada en una cama de hospital para percatarse que permanece aislada dentro de un barco en altamar, acompañada de otros sujetos que estuvieron en contacto con el virus. A bordo de esta nave, un equipo de científicos –encabezado por el Dr. Ricarte (Héctor Colomé)– rodeado de guardias de seguridad fuertemente armados, están tratando de crear un antivirus, sin embargo, uno de los objetos de pruebas –un mono infectado– escapa para causar terror al interior de la embarcación.
Olvidando la cámara en mano y el tono cercano al documental de las dos primeras partes, REC 4: Apocalipsis (2014), dirigida por Jaume Balagueró, opta por la nitidez y claridad de la fotografía de Pablo Rosso (Mientras duermes, 2011) que sólo se tambalea en las secuencias de acción y en las persecuciones con algunos de los seres infectados por el temible virus. A pesar de la atmósfera claustrofóbica, y los momentos efectivos de cine gore –cuerpos ensangrentados y rostros distorsionados–, el filme no produce aquella tensión ni terror, tanto a nivel dramático como conceptual, que la primera entrega de la saga ofreció en 2007. En más de una ocasión, la trama se pierde en momentos interesantes, como la dimensión psicológica que podría desprenderse a partir del enfrentamiento entre Ángela y el Dr. Ricarte; un instante que pronto se desvanece para dar paso a las persecuciones zombies.
LFG (@luisfer_crimi)
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