Bruce Willis tenía 33 años cuando estrenó Die Hard (1988), y entonces afianzó su estatus de estrella del cine de acción en el imaginario cultural. Me imagino que cuando un ambicioso actor alcanza la cima de cualquier cosa en Hollywood quiere prolongar su estancia en ese prestigioso paraje durante el mayor tiempo posible, aunque sin algún tipo de renovación, la plusvalía, con los años, corra el riesgo de decaer, así como sucede con la piel o los reflejos, y acabes participando, 28 años después, en una película que es a la acción lo que la pornografía al sexo.
Extraction (Rescate suicida) es insustancial, predecible, anticlimática, conservadora, nacionalista, machista, homofóbica; intentó unir generaciones poniendo a Bruce Willis como el padre y a Kellan Lutz, de Crepúsculo (2008), como el hijo que intenta rescatarlo de las manos de malvados rufianes que hablan inglés con acento. Hay golpes, close ups a rostros que fingen confusión, deseos de venganza, y diálogos que se permiten clásicos como: “No vuelvas a amenazar a mi familia” o “una tormenta de mierda de proporciones épicas”, puras joyas para alimentar una historia que bien pudo formar parte de la filmografía de Jean-Claude Van Damme.
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Fecha de estreno en México: 23 de septiembre, 2016.