*EnFilme recomienda
Retrato íntimo de Claude Miller, drama de época bien hecho, bello en su diseño de arte, sin complicaciones innecesarias, pero nada arriesgado. La última cinta del reconocido director francés, que murió en abril del año pasado, es una delicada adaptación de la novela de Thérèse Desqueyroux de François Mauriac, que Georges Franjou ya había llevada al cine en 1962.
Con un elenco discreto encabezado por la forever Amélie, Audrey Tautou, Retrato íntimo cuenta la historia de Thérèse Laroque, joven de espíritu libre que sufre –y exhibe-las desavanencias de casarse con un estólido cazador, Bernard (Gilles Lellouche), para asegurar el futuro de ambas familias. El que parece un argumento simple, adquiere relevancia cuando un detonador, el enamoramiento clandestino de la cuñada de Thérèse con un apuesto joven judío, revela la intensidad de una mente no apta para la vida conyugal y los convencionalismos propios de su época. Sin embargo, la profunda psicología del personaje creado por Mauriac se pierde en la autocomplaciencia de una Thérèse ambigua antes que independiente o adelantada a su tiempo, como dictan los destellos de su personalidad en un inicio. Sobre su actuación en "Retrato íntimo" Tautou declaró: “me ha llevado a un territorio aún más extremo el cual me encanta explorar. Es más violento, más complejo y más primitivo”, y si bien Miller, heredero del cine de la Nouvelle Vague apoya el peso narrativo en la francesa, ésta ofrece una interpretación parca, poco emotiva que, a momentos, eclipsa la última obra del cineasta. En suma y, paradójicamente, son los anhelos de la protagonista de Retrato Íntimo los que ponen en acción y frenan la trama de una película donde lo que a primera vista parece amor, cariño, condescendencia termina revelándose en odio, venganza y lástima.
JAR (@franzkie_)