Con una estructura aparentemente irregular, Nelson De Los Santos Arias (Le Dernier des Bonbons, 2011; Pareces una carreta de esas que no la para ni lo' bueye, 2013) presenta un grupo de relatos ligeramente inspirados en la novela de Roberto Bolaño, 2666, que se centra en los feminicidios cometidos en la frontera entre México y Estados Unidos, en un pueblo ficticio conocido como Santa Teresa. Desde la mujer sagrada, encarnada en la devoción a la Virgen María, pasando por las Muxes (personas originarias del istmo de Tehuantepec, principalmente, a las que se les ha asignado el sexo masculino pero que asumen roles femeninos en los ambitos sociales, sexuales y personales), hasta las victimas de los crímenes y otros atropellos, la película salta de una historia a otra a un ritmo turbulento en compañía de las voces narrativas fuera de pantalla, unidas por la investigación del reportero Juan de Dios Martínez.
El filme Santa Teresa y otras historias, ganador a Mejor Largometraje en la 30ª Edición del Festival de Cine de Mar Del Plata, está estructurado de tal forma que dice más del director, su país y la cultura latinoamericana en general de lo que uno podría suponer en un principio. La línea narrativa salta de relato en relato sin advertencia, dejando acciones inconclusas para retomarlas nuevamente más tarde, cambiando de idea a la mitad del desarrollo de otra, de forma que parece que estás viendo cuatro historias contadas de forma casi simultánea. El mismo director, Nelson De Los Santos Arias, dominicano de nacimiento, compara su discurso cinematográfico con su propio proceso de pensamiento –asociativo, que encuentra conexiones que inevitablemente persigue, saliéndose por la tangente– y la revolución lingüística que caracteriza a los caribeños, alejada de las reglas de la Academia, que omite sonidos y no termina oraciones. La película es en sí una representación de la cultura violenta y paradójica de los países latinoamericanos, donde lo mismo se santifica a la mujer, como se le convierte en víctima de castigos atroces.
Minicrítica realizada durante Distrital 2016.