Jairo (Pedro Hernández) es un hombre dedicado a la carpintería que ha instalado su pequeño taller en su propia casa. Esto lo ha orillado a la soledad pues, al no salir de su hogar para trasladarse al trabajo, no tiene interacción con otras personas. A pesar de su carácter ermitaño, él le da asilo a su amigo, Hugo (Antonio Lopeztorres), un médico forense recientemente separado de su esposa. Este último, le pide de favor a Jairo que le permita a su primo, Moi (Horacio García-Rojas), quien sobrevivió a un intento de suicidio, quedarse unos días. A regañadientes, Jairo acepta, pero sólo por un breve periodo. En las dinámicas cotidianas que tienen estos tres hombres en un mismo espacio surgen momentos de tensión e incomodidad, pero también camaradería y compañerismo. Sinvivir (2017), la ópera prima de Anaïs Pareto Onghena, es un retrato de la vulnerabilidad y fragilidad de la masculinidad, así como una sucinta exploración sobre la depresión y el suicidio. Uno de los elementos más atractivos del filme es el manejo de los espacios; con muy pocos movimientos de cámara –la directora de fotografía María Sarasvati Herrera opta casi siempre por planos fijos– el desplazamiento de los actores en una misma locación se vuelve fundamental para el desarrollo del relato. Los actores transitan espontáneamente en las habitaciones, escaleras, patios, azotea y taller de la casa, dándole un sentido de realismo y verosimilitud a la atmósfera. No obstante, el guion obliga, en varios momentos cruciales de la trama, a que los personajes parezcan seres incongruentes que cambian de parecer de la noche a la mañana, evitando que surja un puente de empatía con el espectador.
Fecha de estreno en México: 16 de noviembre, 2018.
Consulta horarios en: Cineteca Nacional