En tres actos, todos tras bambalinas, todos antes de la presentación crucial de alguna de las computadoras de Steve Jobs (1984: la primera Macintosh; 1988: el carísimo cubo NeXT, de la compañía que en ese entonces fundó Jobs; 1998, la desktop que comenzaría la revolución de Apple, la iMac), se intenta dar respuesta al genio de Jobs. ¿Cómo es que él, precisamente él, y no Steve Wozniak o alguno de sus colaboradores, encabezó la conquista de Apple? En el trayecto se van dosificando algunos detalles sobre su vida profesional y personal, en especial su relación con su primera esposa y con su hija, Lisa, a quien en un primer momento negó, y se va armando el retrato de un hombre visionario y talentoso, delirante y constante, rencoroso y vengativo, alguien incapaz de ser vencido porque nunca dejó de luchar. Alguien que no solo imaginó sino que echó manos a la obra para labrar un futuro que es el presente de millones.
Como en The Social Network –el retrato prematuro que David Fincher hizo del amo de Facebook, Mark Zuckerberg– en Steve Jobs, el guion, escrito en ambos casos por Aaron Sorkin, tiene un papel protagónico. Cada uno de los personajes sabe qué decir y cómo decirlo para que suene sarcástico, genial, punzante, determinante y definitorio. Esto le da un dinamismo a este thriller geek necesario para mantener la adrenalina fluyendo en un territorio, el de la computación, que podría ser muy árido narrativamente hablando. Pero esta impostada agilidad verbal despoja de verosimilitud a los hechos, como también lo hace el que los momentos cruciales en la vida de Jobs se concentren en estos tres episodios detrás de cámaras. Su vida se vuelve tan teatral como la de Birdman. Como suele suceder, pues, la principal virtud de la película es su mayor defecto. Al decidir alejarse de la realidad, se apuesta por el espectáculo que Danny Boyle sabe presentar con excelencia. Saca provecho de los escenarios, los hace lucir grandilocuentes incluso cuando solo son cuartos viejos, las actuaciones son puntuales, la música acelera el corazón. Pero se sacrifica la realidad, los momentos donde hay encrucijadas morales son revisados como pasado, desde la tranquilidad del éxito inminente. No hay momento alguno en que podamos olvidar que Steve Jobs es el Steve Jobs que hoy se cita en cualquier oficina de Silicon Valley. Es un retrato en tono épico de una figura en formación.
Fecha de estreno en México: diciembre 25, 2015.