Craig Morrison (James Cromwell), un hombre de edad avanzada, vive en la zona rural de New Brunswick con su esposa Irene (Geneviève Bujold). En ocasiones intratable, pero siempre autosuficiente, el anciano agricultor logró mantener su granja tradicional a flote incluso en la era de la agricultura industrial. Cuando Irene comienza a tener problemas de memoria, Craig se da cuenta que la casa de campo que han compartido durante décadas ya no es la adecuada para ellos. Craig es viejo, pero mantiene vitalidad y fuerza, así que decide construir una nueva casa para pasar los últimos años de su vida con su esposa. Sin embargo, desde la instalación de las primeras estructuras, el inspector del gobierno –el entrometido Rick (Jonathan Potts)–está decidido a detener la construcción. Mientras Craig comienza una serie de alegatos legales debido a que el gobierno impide construir en esa área, la condición de Irene se agrava progresivamente. Convocado a la corte por negarse a detener la construcción, Craig –desafiante y retador– se niega a dar marcha atrás a su proyecto, aunque eso signifique ir a la cárcel.
En su primer papel protagónico –después de décadas de interpretar personajes secundarios–, James Cromwell personifica a un hombre que no sólo coloca los cimientos de su nueva casa, sino que también trata de levantar a su esposa de su enfermedad. Aunque no logra la misma contundencia de Amour (2012) de Michael Haneke o Away From Her (2006) de Sarah Polley –relatos similares sobre los desafíos del amor en la vejez– el realizador canadiense, Michael McGowan, construye una reflexión sobre la desobediencia de los límites legales, el compromiso y la necesidad de llevar hasta las últimas consecuencias un acto que le otorgue dignidad al ser amado.
LFG (@luisfer_crimi)