Aquí pueden ver un Detrás de cámaras de Winter Sleep
Aquí pueden ver Koza (1995), cortometraje de Nuri Bilge Ceylan
Desde que el autor turco, Nuri Bilge Ceylan, dirigió la maravillosa Distant (Uzak, 2002), todos sus filmes han ganado algún premio importante en el Festival de Cannes. Incluso en 1995 ganó la Palma de Oro para cortometraje, con Koza. El pasado mayo representó su consagración definitiva (en el propio festival), pues con Winter Sleep (Sueño de invierno) ganó la codiciada Palma de Oro. Al igual que en su filme previo, Once Upon a Time in Anatolia (2011), la historia se desarrolla, precisamente, en Anatolia, una zona montañosa en la región asiática de Turquía. En el sitio donde se desarrolla el relato, las casas están construidas dentro de cuevas, por lo que la extraña belleza de ese peculiar rincón geográfico ofrece el primer impacto sensible para el espectador. Ahí vive Aydin (Haluk Bilginer), dueño de un hotel para turistas, con su bella y joven esposa, Nihal (Melisa Sözen), y su recientemente divorciada hermana, Necla (Demet Akbag). Las grutas que habitan están empotradas en un sector rural muy pobre de Turquía y Aydin, actor retirado aficionado a la reflexión y con ambiciones de escritor, posee varias propiedades en la región, que heredó de su padre y renta a los lugareños. Uno de los conflictos del filme tiene que ver con una familia del pueblo, integrada por un irritante pastor musulmán, su exconvicto hermano, su esposa e hijo, a quienes los hombres de Aydin intentaron desalojar de forma violenta por incumplir con sus pagos y a él, responsable último del acto, le guardan profundo rencor (particularmente el niño, cuya mirada parece sintetizar los resentimientos del Islam hacia Occidente). Los otros los tiene Aydin más cerca, en su propia casa: su hermana, incapaz de lidiar con sus propios demonios, lo confronta cuestionándole el paternalismo con que escribe su columna semanal en el diario local; su mujer, harta de su hipocresía y el poco espacio que le ofrece para desenvolverse, asfixiada, parece querer poner tierra de por medio entre los dos. Hay, pues, una desconexión abismal entre la forma en que Aydin se ve a sí mismo (gentil, compasivo, inteligente, sofisticado incluso) y como es visto por los demás.
A pesar de la majestuosidad del paisaje, por momentos tapizado de nieve, Nuri Bilge Ceylan opta por fincar el núcleo de su drama en espacios cerrados, a partir de ásperos diálogos, de los que revelan los años que la frustración, la decepción, el desánimo, el desencuentro, el hastío llevan acumulados en los corazones de los personajes. Continuamente Sueño de invierno hace pensar en las famosas ‘piezas de cámara’ de Bergman. Nos toca, como espectadores, presenciar los momentos cruciales de los involucrados en que no soportan más la vorágine de emociones y sentimientos contenidos, reprimidos y las relaciones estallan. El autor turco, especialista en cincelar con esmero la psicología de sus personajes, se explaya en esta ocasión, poniéndolos a modo para extraerles, sin límite de tiempo, las tribulaciones que los aquejan. El guión de Sueño de invierno está basado en varios relatos de Chéjov (de ahí buena parte de las extensas conversaciones y discusiones entre gente de buenas intenciones, pero vacua) y encaja a la perfección en una filmografía enfocada en rescatar la complejidad de lo que significa ser turco en el mundo contemporáneo; de lo que significa ser humano en los días que corren. Pese a ser por momentos reiterativa y, en otros, dar la impresión de empantanar la narración en la espesa nieve que recubre los caminos que llevan a las cavernas en las que Aydin estableció su dominio, Sueño de invierno es, incuestionablemente, otro rotundo triunfo en la brillante filmografía de Bilge Ceylan. En mi opinión no el mayor, pero de cualquier forma soberbio.
AFD (@SirPon)
Consulta los horarios en: Cineteca Nacional, Cinépolis
Minicrítica escrita para la 57 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional
Fecha de estreno comercial en México: 18 de diciembre, 2014.