El 15 de enero de 2009, el vuelo 1549 de US Airways salió del aeropuerto La Guardia –ubicado en la ciudad de Nueva York– rumbo a Charlotte con 155 pasajeros a bordo. Sin embargo, el vuelo entra en situación de crisis cuando los motores del avión son destruidos al momento de impactar contra una parvada. El piloto del avión, Chesley “Sully” Sullenberger (Tom Hanks), y su copiloto, Jeff Skiles (Aaron Eckhart), logran aterrizar en el río Hudson, sin ninguna pérdida humana. No obstante, la línea aérea y la compañía de seguros comienzan una investigación para encontrar un chivo expiatorio que se haga responsable del incidente.
En sus más recientes filmes, Clint Eastwood ha tomado historias de la vida real para llevarlas a la pantalla grande. En J. Edgar (2011) apareció Leonardo DiCaprio como el primer director del FBI; Bradley Cooper interpretó al letal francotirador Chris Kyle en American Sniper (2014); retrató a Frankie Valli y su agrupación, The Four Seasons, en Jersey Boys (2014); y ahora se centra en “el milagro del Hudson” ejecutado por el piloto estadounidense Chesley Sullenberger. Sully (2016) es una historia de heroísmo que se apoya en la experiencia, el instinto, la ética personal y el compromiso social del piloto –interpretado fehacientemente por Tom Hanks– para destacar el sentido de la responsabilidad y la solidaridad en una situación de emergencia. Si bien es cierto que el director tiene una fuerte convicción en decirnos –con cada uno de sus filmes– que Estados Unidos es el mejor país del mundo, en Sully también muestra uno de los mayores defectos de la sociedad americana: el deseo de encontrar, a toda costa, a un responsable que pague. La película muestra que en este caso todo funcionaba perfectamente: excelentes pilotos con experiencia y preparación, la oportuna intervención de las fuerzas de apoyo y de los equipos médicos para rescatar a todos los pasajeros ilesos; entonces, Eastwood parece preguntar, en casos como estos, si es necesario tener un culpable. El único defecto está íntimamente vinculado con la historia; en un evento como este, en el que todo ha salido bien, no existe una sensación de drama real ni peligro latente. No obstante, el director mantiene una narrativa sólida y orquesta los momentos de acción con precisión; las visiones de Sully y los flashbacks son oportunos e impecables, sin una sola escena que se sienta innecesaria, aunque la participación de Laura Linney, como la esposa del piloto, se percibe muy distante.
Fecha de estreno en México: 2 de diciembre, 2016.