Dividido en cuatro capítulos -correspondientes a las estaciones del año-, Sunka Raku (2015), dirigido por Hari Sama (El sueño de Lú, 2011), recopila -mediante una serie de entrevistas, reuniones y encuentros- las memorias de Roberto Behar, un hombre fascinante interesado en la música clásica, el clavecín, la poesía de Rainer Maria Rilke, la práctica de la cetrería, la publicidad y la cultura japonesa. Esta última de sus aficiones lo motivó a comprar un terreno en el Ajusco para construir, a partir de los conocimientos adquiridos en los libros, una casa de té japonesa bautizada con el nombre de “sunka raku”, es decir, una alegría momentánea que sólo permanece un instante. O tal vez la alegría siempre está ahí, pero ¿qué tan capaz es el ser humano para mantenerla viva?
Interesado en explorar las dinámicas del dolor y la manera en que éste puede ser canalizado, el director retrata a un hombre que, al más puro estilo del artista renacentista, puso en práctica la polimatía para incursionar en un sinfín de actividades hasta encontrar una especie de luz creativa, e incluso curativa. Algunos cuestionamientos planteados en el documental -y que forman parte de la vida de Behar- no están tan alejados de los temas que Hari Sama ha explorado previamente en su filmografía. Al igual que Chano, el vagabundo de Despertar el polvo (2013) que rebasa los límites de lo humano para alcanzar un nuevo orden de comprensión, Behar -desde su niñez, específicamente los difíciles años en el internado religioso- constata una ausencia de correspondencia entre su ser y las condiciones hostiles de existencia que lo rodean. Éstas son capaces de imponerle ciertos límites, por ello decide buscar nuevas formas de pensamiento y filosofía para seguir adelante. Además de los testimonios del protagonista y sus amigos cercanos -recopilados mediante la técnica de talking heads- y de un par de afectuosas secuencias de animación en blanco y negro, el director se apoya en el ojo elocuente del cinefotógrafo Miguel López para confeccionar una serie de planos que se rigen bajo el sentido de la contemplación (congruente con las nociones de filosofía zen que implica la ceremonia de té); imágenes que muestran la comunión entre la naturaleza y la arquitectura, evidenciando que el objetivo de Behar, al hacer esto, fue trascender las complejas distracciones del mundo y encontrar la iluminación en la vida cotidiana.
Fecha de estreno en México: 18 de mayo, 2018.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional