Durante la víspera de Navidad, en un lugar soleado y no del todo conforme a la norma iconográfica de Los Ángeles –tampoco hay indicios de Santa Claus, ni mucho menos los paisajes invernales poblados de nieve, por el contrario, hay un intenso sol, cuyos tonos anaranjados abrazan las calles de la ciudad–, se encuentran Sin-Dee Rella (Kitana Kiki Rodriguez) y Alexandra (Mya Taylor), dos prostitutas transexuales afroamericanas platicando sobre cómo el proxeneta Chester (James Ransone), novio de la primera, la engañó con una mujer blanca durante los días que ella estuvo en la cárcel. Ahora, en plena libertad, Sin-Dee decide ir a cazar al traidor y a la descarada que se atrevió a meterse con su novio emprendiendo una odisea por los suburbios de Los Ángeles.
Filmada en su totalidad con el iPhone 5s y con la ayuda de los lentes anamórficos diseñados por la compañía Moondog Labs para tener una relación de aspecto de 2.35:1, Tangerine: chicas fabulosas (Tangerine, 2015), dirigido por Sean Baker (Prince of Broadway, 2008; Starlet, 2012), tiene la firme intención de mostrar el verdadero rostro de un cine de calidad fuera de los circuitos comerciales, incluso, alejándose de los clichés posmodernos propios de la gran mayoría de las obras estadounidenses independientes de los años recientes que se han empecinado en mostrar el lado “cool” de la acomodada clase neoyorquina. Tangerine es la representación de un trayecto; un viaje de nulo turismo, pero bien diseñado, donde las protagonistas se sumergen en el distrito rojo del cruce de Santa Mónica y Highland. Ahí, en la zona que rodea la megalópolis californiana, se encuentran con su cotidianidad: una maleza poblada de prostitutas, adictos, proxenetas y distribuidores de droga. Se trata de un mundo caótico poblado de parias atraídos por una sed incontrolable del vicio, donde resalta la presencia de Razmik (Karren Karagulian), un migrante armenio que trabaja como taxista y sólo se siente feliz cuando pasa el tiempo al lado de alguna prostituta transexual. Con las vigorosas, espontáneas y frescas actuaciones de las protagonistas, Baker logra mostrar el rostro humano de sus personajes, dejando de lado los tediosos comentarios sociológicos sobre el tema de la transexualidad para centrarse en los verdaderos sentimientos de las dos mujeres, ya sea de enojo o de amor. Oscilando entre los celos y la amistad, el relato fluye de manera suave y consistente con el apoyo de diálogos construidos a partir de un lenguaje coloquial (sin caer en lo vulgar) y un elegante sentido del humor (sin caer en la pedantería), pero sin olvidarse de los aspectos más sombríos de la realidad americana, aquella donde habitan inadaptados sociales, vagabundos y adictos. Tangerine es una comedia amarga, auténticamente independiente y llena de afecto hacia aquellos seres que se encuentran al borde de una enorme metrópoli.
Fecha de estreno en México: 18 de marzo, 2016.