Tras ser criada por su abuela, debido a la prematura muerte de su madre cuando era apenas una niña, la estudiante norteamericana, Jenny Brooks (Daisy Reeding), decide visitar a su padre, el doctor Brook (David Brandon) que pasa la mayor parte del tiempo dedicado a sus investigaciones en compañía de su ayudante Olga (Joy Tanner), cerca del lago conocido como Neverlake.  Las constantes ausencias de su padre, debido a su demandante trabajo, provocan que Jenny decida pasearse por las orillas del lago, sitio donde conoce a un grupo de niños enfermos de una clínica cercana quienes le contarán la historia detrás del lugar que la dejará ver que su padre esconde un siniestro secreto.

Con Terror en Neverlake, el documentalista italiano, Riccardo Paoletti (In coda ai titoli, 2006), debuta en la ficción con una cinta que recuerda a las películas de serie B de terror italianas de Lucio Fulci (Paura nella città dei morti viventi, 1986) o Dario Argento (Suspiria, 1977), por su humilde disposición de los elementos de producción para generar ambientes inquietantes donde el terror es latente. Sin embargo, aunque la cinta de Paoletti, con guión de Manuela Cacciamani, intenta basar su narrativa en la historia personal de los personajes más que en los sustos a diestra y siniestra, los limitados dotes histriónicos de sus actores sumado a la ausencia de un momento climático resultan en un drama plano con tintes sobrenaturales.

JAR (@franzkie_) 

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