Cuando Anfitrión (Scott Adkins), el mata reyes, acaba de conquistar la ciudad de Argos, su esposa Alcmena (Roxanne Mckee) ruega a los dioses para que toda esa serie de matanzas termine y vuelva a reinar la paz. La diosa Hera, a través de una de sus sacerdotisas, habla con ella y le concede la gracia de llevar en su vientre al hijo de Zeus, al cual los dioses –sin importar el nombre terrenal que le pongan los mortales– conocerán como Hércules. Cuando nueve meses después, la reina da a luz a un segundo hijo, el rey sospecha que no fue engendrado por él, lo llama Alcides, y decreta que nunca será tratado como a su heredero, Íficles. Veinte años después, los dos príncipes están enamorados de la princesa de Creta, Hebe (Gaia Weiss), pero el rey Anfitrión decide formalizar el compromiso de su heredero, Íficles (Liam Garrigan), para formalizar una alianza más duradera con este reino. Alcides/Hércules (Kellan Lutz) será enviado a Heliópolis para acabar con una revuelta, en una misión prácticamente suicida. En menos de cuatro lunas deberá regresar a casa para impedir la boda de su amada Hebe con su hermano, pero en el camino será convertido en esclavo, será un guerrero pugilístico, un gladiador y hasta el líder de una revolución contra el rey tirano.
Esta reinterpretación del ciclo mitológico de Hércules, retoma los aspectos básicos del héroe, los nombres de sus padres en la tierra o algunas referencias a los doce trabajos, como el matar con sus propias manos al León de Nemea. Sin embargo, la trama se desarrolla de una forma demasiado rápida, que quita verosimilitud, incluso por el tiempo en el que recorre las distancias entre ciudad y ciudad. Armada por una serie de clichés del género que poco disimuladamente nos hace recordar a Charlton Heston en las galeras como Ben Hur, a Kirk Douglas como Espartaco o a Russell Crowe como Maximus en Gladiador. Hay demasiados anacronismos, personajes exagerados y un uso excesivo de los escenarios armados con pantalla verde. Lo más rescatable quizá sean las escenas de acción y los cuerpos torneados de los protagonistas.
AS(@albertosandel)