Tocando la Luna comienza con la laureada poeta, Elizabeth Bishop (Miranda Otto), de cuarenta años, en Nueva York, decidiendo viajar para intentar liberarse de una crisis creativa. En pocos minutos aparece en Brasil, con su vieja amiga de la universidad, Mary (Tracy Middendorf), que vive con la reconocida arquitecta paisajista, Lota de Macedo Soares (Glória Pires). Aunque el carácter tímido de Elizabeth contrasta con la seguridad extrovertida de Lota, desde el inicio es clara la atracción que hay entre ambas, y que rápidamente las arrastra a vivir en un triángulo amoroso. Los quince años de relación que las unió, la creatividad, el trabajo, el éxito, el alcoholismo, la depresión, el declive, son repasados rápidamente en esta historia cuyo centro acaba siendo, más que el amor, la pérdida.
El director brasileño, Bruno Barreto, pone en primer plano la relación de Bishop y Macedo, ensombreciendo al resto de los personajes, al contexto, e, incluso, a las protagonistas mismas, que, al tener que vivir tantas cosas en dos horas, no encuentran espacio para que las situaciones se desarrollen en su interior. Así se pasa de las fiestas, los premios, las grandes obras, a momentos cruciales en sus vidas que arriban sin profunda explicación. Sin embargo, la historia es poderosa, la arquitectura, en honor a Lota, es bien aprovechada, así como el diseño de arte y el vestuario, la poesía de Bishop está cuidadosamente insertada para hacerla lucir, y las actuaciones sacan lo mejor del guión. Tocando la Luna acaba siendo una buena razón para revisitar las creaciones de cada uno de estas dos mujeres.
SOR (@SofOchoa)
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Fecha de estreno en México: abril 2, 2015.