Después de dirigir tres documentales (Al otro lado, 2005; El general, 2009; El velador, 2011), la realizadora mexicana, Natalia Almada, ofrece un largometraje de ficción en el que retrata la rutina monótona de Flor (Adriana Barraza), una mujer que trabaja para un organismo burocrático al que acuden las personas para tramitar la identificación de votante. Desde que se despierta hasta que se prepara para dormir, pasando por sus largos trayectos en el transporte subterráneo de la Ciudad de México, seguimos el día a día de esta señora, quien durante varios años se ha dedicado a atender a los ciudadanos que muchas veces se sienten indignados y frustrados cuando no pueden finalizar sus trámites por alguna anomalía o regla que no se cumplió, por ejemplo, llenar las solicitudes con un color de tinta diferente al azul. El uso de planos frontales permite una identificación inmediata con la protagonista y con su trabajo diario, mientras que los ademanes y las miradas de una convincente Adriana Barraza transmiten la manera en que ella percibe la cercanía con la vejez y el peso del tiempo sobre sus arrugas del rostro o las várices de las piernas. La cámara fija de Lorenzo Hagerman (Heli, 2013), los planos prolongados que propone Almada, el poco (o nulo) movimiento al interior del cuadro, la rigurosa puesta en escena y la austeridad narrativa son algunos de los elementos que integran esta puntual y detallada observación sobre cada una de las acciones del personaje. Aunque el ritmo aletargado con el que se desenvuelve el relato puede llegar a ser una barrera para identificarse plenamente con la soledad de Flor, Todo lo demás es el denso retrato de una mujer que vive en una especie de limbo; entumecida en la uniformidad y comprometida con las normas, pero que en el fondo anhela cualquier contacto humano que la ayude a renacer.
Minicrítica realizada durante el Festival de Cine de Morelia 2016
Fecha de estreno en México: 19 de enero, 2018.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional, Le Cinéma IFAL