El viaje que Laura (Penélope Cruz) emprende de Argentina hacia la España rural para asistir a la boda de un familiar implica el regreso al lugar donde nació, a la tierra de su juventud. Aunque su esposo, Alejandro (Ricardo Darín), se queda en casa atendiendo asuntos laborales, es acompañada por su hija, Irene (Carla Campra), mientras espera reunirse nuevamente con sus seres queridos. Muchos años atrás, Laura estuvo enamorada de Paco (Javier Bardem), pero él siguió adelante con su vida y de peón en una hacienda logró ascender hasta convertirse en el dueño de un viñedo; ahora vive casado con Bea (Barbara Lennie). Luego de la ceremonia religiosa comienza la ruidosa y alegre fiesta a la que asisten muchos de los pobladores de la aldea. Conforme avanza la celebración, Laura se da cuenta que Irene está desaparecida y luego recibe un mensaje de texto en el que confirman que ha sido secuestrada. En estado de pánico, Laura acude a su familia y a Paco en busca de ayuda; todos ellos tratan de averiguar qué hacer y de qué modo proceder sin informar a la policía sobre el crimen, temerosos de las represalias de los secuestradores. Durante el proceso de reunir pistas, emergen las dificultades financieras, los viejos rencores del pasado y las revelaciones sobre los lazos familiares, complicando cada vez más la situación para todos los involucrados.

Aunque todos los misterios y enigmas planteados en Todos lo saben (2018) están anclados al secuestro –ya sea para descubrir quiénes se esconden detrás del crimen o los secretos que se revelan a partir de este fatídico acontecimiento-, no estamos ante una exhibición constante de persecuciones, amenazas y torturas. Al contrario, el director Asghar Farhadi, al igual que en sus filmes anteriores -Una separación (2011) y El cliente (2016)-, confecciona un extraño juego de ajedrez de secretos y mentiras concentrando su atención en la rotación interna de la toma de decisiones de los personajes y los problemas que brotan a partir de sus actos del pasado. Oscilando entre el melodrama y el thriller, el autor iraní recurre a la disensión familiar catalizada por un evento fuera de pantalla que causa un efecto dominó de discordia, y observa nítidamente la vida privada de las personas que sufren el pánico y terminan por confesar sus secretos y errores. Sin embargo, al igual que su exagerado drama en francés, El pasado (2013), Farhadi parece menos hábil para transmitir sutilezas cuando es forzado a salir de su lengua natal y de las limitaciones conservadoras de su país, ya que aquí utiliza el lenguaje para explicar lo obvio cuando se trata de desarrollar la narrativa o de exponer la angustia de Laura y la desesperación de Paco. Esas sutilezas que Farhadi no logra establecer en los diálogos intenta reflejarlas en motivos visuales. La alternancia, física y metafórica de una luz cálida, casi deslumbrante, y una repentina oscuridad, encadena al espectador al relato, sin darle un respiro: tanto aparece la luz de un pequeño y apacible pueblo español, donde todos se conocen y tienen relaciones casi familiares, donde los niños vagan sin ser molestados en las calles, como también hace acto de presencia la repentina caída de la noche, con el horror de historias pasadas, secuestros y asesinatos. Los créditos iniciales aparecen en un campanario en ruinas y se extienden sobre las campanas de la iglesia, donde un reloj chirriante hace sonar los minutos antes de alterar a las palomas que emprenden el vuelo hacia otro destino; se trata de enfatizar un mecanismo de tictac que conduce a la explosión de un ruido esperado pero desconcertante, la cámara se desplaza hacia un graffiti que contiene las letras “L” y “P”, una promesa de amor que no pudo materializarse. De la misma manera, Farhadi traza una confesión ambigua de una revelación trágica para llamar la atención del espectador, jugar con sus expectativas y confundir sus certezas, con la intención de motivar un nuevo vuelo y tratar de ver más allá de las primeras capas., pero también para enfatizar que donde una vez hubo amor y afecto en la familia de Laura, ahora hay sospecha y culpa. Las viejas heridas se rasgan una vez y los lazos familiares son puestos a prueba hasta el punto de la ruptura. Empezamos a preguntarnos: ¿podría ser Paco capaz de secuestrar a la hija de la mujer que amó? ¿cuál fue la verdadera razón por la que el esposo de Laura no asistió a la boda?

Fecha de estreno en México: 29 de marzo, 2019.

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