A punto de comenzar una nueva etapa de su vida en el jardín de niños, la pequeña Bonnie ya no tiene mucho interés en jugar con Woody, lo que le permite a Jessie convertirse en la nueva sheriff. Determinado a no perderla de vista, Woody acompaña en secreto a Bonnie para su primer día de clases, donde construye un juguete a partir de un tenedor y decide nombrarlo Forky. Bonnie se entusiasma con su creación, con su nuevo juguete, e intenta mantenerlo cerca, pero al ser de plástico corre el riesgo de ser arrojado por lo demás en el bote de basura. Durante un viaje por carretera con la familia de Bonnie, Forky se pierde, obligando a Woody a llevarlo de regreso a casa, pero pronto se encuentran en una tienda de antigüedades, con la muñeca Gabby Gabby decidida a robar la caja de voz de Woody, para así convertirse en un juguete deseable. Una vez más, los amigos de Woody -incluyendo a Buzz Lightyear y Bo Peep- conforman un equipo de rescate para ayudar a los juguetes perdidos.
Toy Story 3 (2010), dirigida por Lee Unkrich, había representado el cierre perfecto para una de las sagas de animación más memorables del cine. Elegante y elocuente, aquel filme no sólo se centró en los temas del crecimiento y la amistad, sino que fue tan audaz al incluir un momento esencial en el que los juguetes, próximos a la muerte, experimentaron el miedo, conmoviendo a los jóvenes que pasaron sus infancias acompañados de Woody y Buzz. Toy Story 4 (2019), de Josh Cooley, no tiene el mismo peso emocional, pero en eso radica su gran encanto. El nuevo filme es una revelación porque no pretende imitar a su predecesora, sino que logra recuperar el espíritu del primer filme de 1995 para ofrecer una nueva ronda de comedia ligera y aventuras vívidas. El tema fundamental de Toy Story 4 se presenta de inmediato, y Woody se encuentra luchando por mantener su propósito como líder y protector de las emociones de la infancia. Este deseo de estar al servicio lleva a Woody a Forky, un juguete creado por la niña que lo único que quiere es ser tirado a la basura. La comedia emerge con la relación entre Woody y Forky, encontrando al primero corriendo detrás del segundo para mantenerlo cerca de Bonnie. En la gran tradición del universo de Toy Story, la quietud y la tranquilidad no duran mucho tiempo; vemos a Forky inmiscuido en varios líos y Woody, como buen amigo que es, dispuesto a auxiliarlo. Los guionistas Stephany Folsom y Andrew Stanton se enfrentan a una gran cantidad de personajes para administrar, en busca de formas entretenidas y dinámicas de incluir a todos. Si bien siempre es un placer pasar tiempo con viejos amigos y conocer nuevos juguetes, la adición más encantadora es Duke Caboom, un temerario canadiense de la década de 1970 que nunca ha podido superar su triste actuación plástica en comparación con su llamativo comercial. Una vez más, Pixar se supera a sí mismo en el frente visual. La atención al detalle es impresionante desde el primer cuadro. Cada ráfaga de viento, cada aleteo de una pestaña o un silenciado rayo de un faro de un automóvil en la oscuridad brumosa es capturado al grado fotorrealista. Una de las más notables secuencias del filme involucra a Woody y Forky simplemente caminando por el costado de una carretera al atardecer, un recordatorio de que Pixar se encuentra en su mejor momento cuando se trata de confeccionar atmósferas intimistas de bajo perfil. Los juguetes se ven cada vez más realistas, llenos de texturas y colores; mientras que sus pieles artificiales pueden brillar de manera más radiante, y su cabello moverse de manera más auténtica. Toy Story 4 no es más profundo que Toy Story 3, pero se mantiene cómodo consigo mismo, con sus limitaciones y alcances, ya que Cooley se resiste a cualquier oportunidad de morder más de lo que puede masticar. Pixar vuelve a encontrar una manera hábil e ingeniosa de reabrir el cofre de los juguetes para mostrar a estos personajes diminutos, pero con una enorme mentalidad existencial.
Fecha de estreno en México: 21 de junio, 2019.