El adolescente John Smith (Marcel Ruiz) estaba jugando en un lago helado en Missouri con algunos amigos cuando el hielo se rompió debajo de ellos. Mientras los otros dos salen, John permanece en el agua durante 20 minutos antes de que los servicios de rescate lo encuentran y lo trasladan a un hospital cercano. Con el poder de la oración y de la fe a su lado, la madre del joven, Joyce (Chrissy Metz), se niega a renunciar a su hijo moribundo, mientras la comunidad le brinda apoyo. Un amor inquebrantable (Breakthrough, 2019) pretende guiar a los espectadores en una montaña rusa de emociones prolongando ansiosamente la espera para ver el pronóstico final de John. Hay un alto nivel de condescendencia y predicación en el filme; por ejemplo, los diálogos aleccionadores se centran más en la fe, en la posibilidad de consumar un milagro, que en la narrativa. Tanto el guionista Grant Nieporte (Seven Pounds, 2008) como la directora Roxann Dawson (This Is Us, 2019) evidencian su preocupación de únicamente enviar un mensaje de fe con la intención de atraer a un público más amplio y convencer al sector secular. La fotografía y la dirección de la película son bastante deslucidas, mientras que la música meditativa se reproduce en el fondo de cada acción melodramática. Este tipo de recursos se asemejan más a una película de Lifetime para televisión que a una propuesta estética audaz, ya que comienza con un lento montaje de la vida cotidiana básica en la familia Smith, así como las tomas de la ciudad para enfatizar lo pequeña que es y lo conectada que está. Entre estas tomas hay varios carteles y referencias a Stephen Curry; al principio uno pensaría que tal vez sea el héroe o modelo que seguir del joven, pero justo cuando corren los créditos finales todo tiene sentido y aparece ahí el nombre del basquetbolista como productor ejecutivo, una manera grotesca y burda de ‘product placement’ pero aplicado a una figura del deporte.
Fecha de estreno en México: 18 de abril, 2019.