La suerte –de estar al mismo tiempo y en el mismo lugar- estuvo de su lado. Y Alexandre (Jean Dujardin), un hombre decidido, aprovechó la circunstancia de que la atractiva Diane (Virginie Efira) dejara su celular en un café por accidente, para llamarla, interesarla, y agendar una cita con ella. Sabía que cuando la viera, tendría que ser directo, intrigante y seductor, porque si no lo hacía así, su genética se interpondría entre ellos. Como era de esperarse, cuando Diane lo ve por primera vez, con su menos de metro y medio de altura, se saca de onda y no sabe cómo reaccionar. Pero la personalidad de él se impone a cualquier prejuicio que pueda tener respecto a la diferencia de alturas, al menos al principio…
Este remake francés del filme argentino, Corazón de León (2013), a cargo del escritor y director, Laurent Tirard (Le petit Nicolas, 2009), es protagonizado por el carismático Jean Dujardin (El artista, 2011) que se esfuerza por mantener en alta intensidad la emoción y el humor de la película. Elaborada en código de comedia romántica, la premisa del hombre casi enano, que se enamora de una mujer de estatura promedio, no deja de resaltar a la vista, cada vez que, mediante efectos CGI, se compone una secuencia diseñada para enfatizar lo extraño de la situación. Y vaya que resulta extraño, más allá de cualquier prejuicio, ver a Dujardin actuando como en otra dimensión. El físico se antepone a la relación que se desarrolla entre ellos, dejando así claro el mensaje sobre lo engañosas que pueden resultar las apariencias, y el desafío social que muchas veces conllevan. Pero a pesar de los chistes y la química entre Dujardin y Virginie Efira, el guion no se mantiene a la altura de lo que esté sucediendo y termina alargando y aletargando una narración que bien pudo haber sido efectiva con otras dimensiones.