Dahai (Wu Jiang) es un minero que, indignado ante el maltrato de sus superiores y la corrupción de los dirigentes de su pueblo, decide iniciar una campaña para denunciar las injusticias e ilegalidades. Al encontrarse solo, se ve orillado a pasar del manifiesto a la acción violenta. Zhou (Baoqiang Wang), un joven a bordo de su motocicleta, trabaja de región en región; es un migrante dentro de su propio país que le envía periódicamente dinero a su madre y esposa. Pronto se percata que puede obtener más con el uso de su arma. Xiaoyu (Tao Zhao) es una mujer que trabaja como recepcionista en un sauna; al ser hostigada y humillada por un cliente que la confunde con una prostituta decide actuar con la ayuda de una navaja. Xiao Hui (Lanshan Luo) es un joven que, ante las humillantes condiciones laborales, debe abandonar su empleo, sólo para encontrarse con trabajos más denigrantes.
Cuatro provincias sirven como escenario de historias de injusticia, desesperación, humillación y violencia. A Touch of Sin es el retrato de las motivaciones, preocupaciones y dilemas de la clase trabajadora de China, un país cuya economía crece aceleradamente, pero que también es testigo del incremento de la decadencia humana. Es un filme construido con una tensión implacable; se trata de una denuncia social por parte del director. A excepción de uno de los fragmentos –que ilustra un alto nivel de estilización de la crueldad mediante una contundente coreografía y el uso de colores intensos–, las erupciones de furia transmiten una sensación de inmediatez y veracidad debido al uso de locaciones reales e intérpretes no profesionales que trabajan de la mano con actores profesionales. Son personajes que viven en un mundo atroz, incapaces de adaptarse a las devastadoras transformaciones del mundo contemporáneo, y que encuentran como última solución y alivio a su desesperación el ejercicio de la violencia.
LFG (@luisfer_crimi)
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