Basada en una novela de John Le Carré, Un traidor como nosotros (Our Kind of Traitor, 2016) cuenta las aventuras de Perry (Ewan McGregor), un profesor universitario, y Gail (Naomie Harris), una exitosa abogada, que se trasladan a Marruecos con la esperanza de dejar atrás el tedio y salvar su relación. Ahí, la casualidad lleva a Perry a hacerse amigo de Dima (Stellan Skarsgård), un mafioso ruso de la vieja escuela que lo aprecia por ser un hombre de principios y lo lleva a conocer brevemente su mundo desenfrenado para terminar por pedirle un favor. Así, las vacaciones de la pareja se convierten en un enredo de espionaje, corrupción, amor, amistad y vidas inocentes en peligro.
Un traidor como nosotros es una película de espías que se apega al género de manera casi purista perdiendo la posibilidad de esconder sus desenlaces debido a que éstos responden invariablemente a una concatenación lógica de acciones y a la coherencia del personaje principal que se acerca constantemente a la frontera de lo plano o incluso lo inverosímil: es un buen hombre que encuentra un valor sin límites en la defensa de los inocentes (justificado con una radical cita, realizada por otro personaje, a un filósofo polaco que defiende la diferenciación clara del bien y el mal). Sin embargo, la habilidad (probablemente desde la obra de Le Carré) para plantear subtramas que se redondean y soltar sutilmente pistas que son recogidas hace que la película no deje el más mínimo cabo suelto y se preste a diversas lecturas en torno a temas como los límites de la moral, el contraste entre el tedio y las experiencias de vida ligadas a la creatividad, las relaciones amorosas y de amistad y, por supuesto, la visión pesimista de un mundo en el que la corrupción todo lo permea, este último ingeniosamente remarcado con un fragmento de The Waste Land de T.S. Elliot leído en una de las clases del profesor universitario. La cámara mantiene la mayor parte del tiempo su distancia de los personajes: evita las miradas directas y los observa desde el otro lado de una ventana o entre los objetos que los rodean para que el espectador también sea una especie de espía. Y la fotografía, llena de tonos azules, parece más pensada para insertarse en el género que para responder a las particularidades de este filme. Las actuaciones, con la excepción del de por sí brutal personaje de Skarsgård, no destacan pero cumplen; y la música, que está ahí para crear tensión, termina por agregarle un sabor predecible al final de las escenas de suspenso. Esto lleva a que, paradójicamente, el hecho de que todo esté donde debería estar haga de Un traidor como nosotros una lograda película de espías que, no obstante, no se permite ser más que eso.
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Fecha de estreno en México: 30 de septiembre, 2016.