Lee aquí nuestra ENTREVISTA con Carla Simón, directora de 'Verano 1993'
Frida (Laia Artigas) tiene seis años y debe afrontar, de manera prematura, uno de los pasajes más dolorosos en su vida: se ha quedado huérfana recientemente, su madre acaba de morir y está claro -entre líneas- que su padre murió poco antes. La niña es enviada a vivir con su nueva familia adoptiva conformada por su tío Esteve (David Verdaguer), que tiene una comprensiva esposa, Marga (Bruna Cusí), y una hija de tres años, Anna (Paula Robles). Frida observa en silencio cómo los objetos de una vida anterior -que nunca volverá- se cierran en cajas mientras su casa en Barcelona se vacía. Transitamos hacia el campo, cerca de Girona, donde viven los tíos y donde Frida hace un intento por volver a empezar. En el campo todo es un desafío: el tiempo fluye de manera diferente y la naturaleza que la rodea es misteriosa.
En su primer largometraje de ficción, la joven cineasta española, Carla Simón, sigue paso a paso el camino de su protagonista; la acompaña en su nuevo hábitat, enfatizando, mediante primeros planos y una cámara muy cercana las reacciones impresas en el rostro de la niña. Todos los acontecimientos del relato se perciben a través de los sentidos de Frida, mientras que las conversaciones de los adultos apenas si se escuchan desde otra habitación en oraciones fragmentadas. El efecto -realista y verosímil- crea una gran empatía con una niña que lucha en silencio. Frida nunca se porta mal, ni intenta provocar un alboroto en su nueva casa familiar, tampoco muestra explícitamente signos de emoción exagerada, en gran parte porque el guion de Simón es lo suficientemente inteligente como para saber que los niños no tienen la misma percepción sobre la muerte y el luto que los adultos. Está triste de que sus padres no estén con ella, sin embargo, la película trata principalmente sobre el proceso de adaptación a la vida con una nueva familia, aunque la escena final -brillante e infinitamente conmovedora- sugiere que comprende el concepto completo de su pérdida. La directora evita el uso de planos subjetivos porque, de algún modo, Verano 1993 (Estiu 1993, 2017) es también la mirada que el presente deposita sobre el pasado cómo la única forma de entender el crecimiento y la evolución del individuo. En cada escena y en cada cuadro, el espectador descubre que esta película está íntimamente ligada a la historia personal de la directora. Frida es, de hecho, el alter ego de Simón, y Verano 1993 es la memoria autobiográfica de ese verano en torno al cual giran su duelo y su abrupta pérdida de la inocencia. En esta película, Simón ha recopilado -y reconstruido- mil fragmentos de memoria (histórica y personal) para abordarlos de acuerdo con los temas que ha explorado en sus cortometrajes anteriores: niños en la agonía de la muerte (Lipstick, 2003), el miedo de una hija a ser rechazada por su madre (Las pequeñas cosas, 2015) y la inquietud de una enfermedad hereditaria (Born Positive, 2012). A partir de pequeños detalles y frases a medias de los adultos, entendemos que la madre de Frida murió de neumonía causada por el sida. En un momento en que la enfermedad era todavía un estigma y despertaba un gran temor en la población, este detalle añade un valor especial, no sólo para apreciar la perspectiva de la niña, sino para descubrir las reacciones externas de aquellos que la rodean, otorgándole profundidad a la comunidad circundante. Un momento memorable es aquel en el que Frida se raspa la rodilla; esto es recibido con pánico silencioso por parte de los padres de los niños que juegan con ella, preocupados de que la sangre pueda terminar cerca de sus hijos. Se trata de una secuencia manejada con sorprendente delicadeza, a pesar de ser la única referencia abierta al sida dentro de la película. La pequeña Laia Artigas carga todo el peso de la película sobre sus hombros y deslumbra a la audiencia con su rendimiento caleidoscópico; como actriz, ella es sabia más allá de sus años, y su manejo del material tan cruel y complejo es asombroso, oscilando del júbilo y los celos infantiles hasta la profunda desesperación y plena conciencia de la muerte.
Fecha de estreno en México: 20 de abril, 2018.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional