Victoria (Lala Costa) es una española que ha llegado a Berlín a cambiar de vida. En sus tres meses de estancia no ha logrado forjar una sola amistad. Así es que cuando un grupo de chicos comienza a bromear con ella a la salida de un antro, sin dudarlo, se les pega. Ella, lo sabremos más adelante, pasó buena parte de su vida en un conservatorio, compitiendo para convertirse en pianista, pero ha fracasado. Ellos han pasado buena parte de su existencia en las calles, cometiendo actos criminales; algunos, aparentemente inofensivos; de otros, no sabemos demasiado. La noche la involucra especialmente con uno de ellos, Sonne (Frederick Lau), quien poco a poco, a veces a propósito, otras, por las circunstancias, le va lanzando peticiones cada vez más comprometedoras y que, sin saberlo, podrían cambiar totalmente su vida.
En un acto de justicia, el primer crédito en aparecer en la pantalla al concluir el filme es el del camarógrafo, Sturla Brandth Grovlen, pues él lleva sobre los hombros el peso de toda la película que fue filmada en una sola toma, durante 134 minutos a lo largo de 22 locaciones. La proeza del director y actor, Sebastian Schipper, es atajada con constancia gracias a la coordinación del equipo que ejecuta la coreografía con fluidez. Además del trabajo del camarógrafo, sobresale el de los actores que improvisaron a partir de las líneas sustanciales marcadas por el guión. El filme inicia a las 4:30 am, cuando apenas hay luz, lo que de alguna forma le da más libertad a todos menos a los espectadores, que debido a la oscuridad, se les obliga a imaginar buena parte de lo que sucede en pantallaLa originalidad formal no compensa la escasez de temas ni la fórmula sobre la que trabaja este thriller en el que cada vuelta de tuerca es cada vez menos verosímil, lo que no necesariamente lo hace menos predecible ni más sustancial.
Fecha de estreno en México: octubre 16, 2015.