En una zona urbana del México contemporáneo vive Estrella (Paola Lara), una niña de 11 años que, motivada por su profesora (Mónica del Carmen), encuentra en los cuentos de hadas un escape momentáneo a la cruel realidad de su entorno: balaceras a las afueras de su escuela que hostigan sus oídos, cadáveres que encuentra en las calles de regreso a casa, la presencia de una banda de sicarios conocida como “Los Huascas” que atemorizan a la población y una madre víctima de la ola de feminicidios que aquejan al país. La niña posee tres gises mágicos con los que puede pedir deseos; desesperada y agobiada por la ausencia de su mamá, postula el primero de ellos: que su mamá regrese. Sin embargo, hacer un llamado al mundo de los muertos conlleva fatídicas consecuencias debido a que las almas en pena que padecieron humillaciones, maltratos y ejecuciones están dispuestas a regresar al mundo de los vivos para vengarse.
Como guionista, Issa López ya había mostrado finos trazos de su pluma cuando describió, junto con Gabriel Ripstein, las dinámicas del tráfico de armas en la frontera norte de nuestro país y la complicidad de Estados Unidos con el narcotráfico mexicano en 600 millas (2015). Pero como directora, sus comedias Efectos secundarios (2006) y Casi divas (2008) amenazaban con encajonarla en una zona de comodidad. Ahora, la cineasta da un enorme salto en su carrera con Vuelven (2017), filme de terror con elementos de fantasía que está profundamente anclado en una violenta realidad social. Una fábula oscura con reminiscencias al cine de Guillermo del Toro –particularmente El espinazo del diablo (2001)– y la narrativa de Stephen King –específicamente It (1986)– en la manera en que los niños deben mantenerse unidos para confrontarse a la hostilidad de los adultos y las amenazantes presencias sobrenaturales. Aunque no se especifica si el relato se desarrolla en el centro, norte o sur del país, el escenario puede ser cada uno de los rincones de México, y esta estrategia permite que su discurso sea aún más impactante para el espectador local. Si bien es cierto que se aluden a fantasmas y ‘muertos vivientes’, estas presencias –creadas con sutiles efectos especiales– son empleadas de manera discreta y en momentos clave. El elemento perturbador reside en el sensacional manejo de los espacios y en las atmósferas nocturnas que crean la directora y el cinefotógrafo Juan José Saravia (Ventanas al mar, 2012); las casas abandonadas y las calles solitarias dicen mucho sobre la orfandad, la hostilidad, la desconfianza, la crueldad y la perversión de los grupos criminales, quienes aniquilan a los adultos y ahuyentan a los niños mediante la violencia física y la instauración del terror psicológico.
Fecha de estreno en México: 2 de noviembre, 2017.