En una pequeña casa del estado de Michoacán, en México, observamos a David (Bernardo Garnica Cruz) mientras empaca sus pocas pertenencias en una mochila. A lo lejos se escucha el canto de un grupo de personas. Cuando David sale de la casa, el sonido cobra sentido. Se trata de un grupo de personas que cantan canciones religiosas mientras llevan un ataúd al panteón de la localidad. Aquel que yace en la caja de madera es el padre de David, por lo que el joven –ahora huérfano- decide dejar su pueblo en busca de una mejor vida en la capital del país. David no tiene grandes opciones laborales, por lo que termina trabajando en la construcción de un gran edificio. Decide quedarse con su primo, pero la zona en la que vive está dominada por una sociedad de hombres que le exigen una cuota por dejarlo pasar diariamente o unirse a su “grupo de vigilancia”. En el trabajo, el joven conoce a un chico punk. Poco a poco se identifica con él y termina asistiendo a las fiestas y los lugares que su nuevo amigo frecuenta. Pero esto no es del agrado del grupo que cuida la colonia, por lo que David tendrá que tomar una elección. En Buenaventura, Colombia, Alex (Jonathan Díaz Angulo) ha regresado de Estados Unidos y busca establecerse en su pueblo natal con el mismo oficio con el que su familia logró sobrevivir durante décadas: pescador. Pero, con una lancha en terribles condiciones, Alex pide un préstamo al contrabandista de la zona para arreglar el bote y comprar un motor. Sin embargo, éste no le da el dinero y sólo le ofrece un trabajo. Alex acepta. Pero sin darse cuenta, con él arrastra a Andrés, su hermano menor, quien comienza a realizar peligrosos pedidos para el grupo de delincuentes. Alex intenta mandar a la zona humanitaria a su hermano, pero este elige quedarse a su lado, a pesar de los riesgos que ello imponga dado que, después de la muerte de sus padres, sólo se tienen el uno al otro. Tras la muerte de su madre en Manila, María (Jembie Almazan) llega a vivir con su abuela a la provincia de Quebec, Canadá. Sin embargo, el resentimiento y el dolor hacen de su vida en el lugar algo insoportable. La joven filipina es expulsada de la escuela -donde la abuela la había inscrito- a raíz de una pelea con otra chica, y termina asistiendo a una escuela de inmigrantes –o al menos así la llama la mujer-. Un día, mientras decide checar su perfil en Facebook, conoce a Gemma, otra chica filipina que está inmersa en la cultura de los cholos, por lo que María va intentando formar parte de su grupo cambiando su ropa, su actitud e incluso marcando su piel con la punta de un compás.
X500 (2016), de Juan Andrés Arango, es una historia sobre la juventud, el duelo, la migración y la necesidad de pertenencia. Hablada en distintas lenguas -inglés, francés, español, tagalo y mazahua-, el filme nos ubica en tres latitudes del continente americano: Colombia, Canadá y México. Pese a la distancia kilométrica que aleja a los tres personajes, todos parecen vivir experiencias similares. David, Alex y María son huérfanos y es partir del elemento de la muerte que sus vidas dan un giro y los alejan de su zona de confort en un momento definitorio en sus vidas. Todos pierden a sus padres, esas brújulas morales que los llevaban por buen puerto, y ante esa abrupta ausencia, cada uno de los jóvenes se aferra a ese dolor de manera distinta. María -probablemente la más joven- lo hace mediante la violencia, no hay atisbo de paz o de tolerancia en su ser; David lo acepta de manera silente y sólo en un momento de absoluta confidencia logra contarle a su amigo sobre la muerte de su padre; Alex tiene que olvidarlo, con su hermano menor a su cargo, es difícil llorar o lamentar la ausencia sin poner en riesgo el rol de líder que ahora debe mantener. Arango, quien también escribe el guion, logra realizar notables contrastes entre la vida previa de los personajes y la actual. En el caso de David, en una primera instancia, escuchamos los ruidos del campo y su tranquilidad, pero cuando arriba a la ciudad, todo es caos, incluso en las calles se escucha el eco de las sirenas que se activan al mando de una ambulancia o una patrulla; esto también es notorio en el caso de María, que se aleja del ajetreo de Filipinas para llegar a una tranquila provincia en Canadá. Sin embargo, el hecho de que el lugar ostente una parsimoniosa fachada, no consigue ocultar los espacios hostiles a los que tanto ella como Alex y David –en Colombia y México respectivamente- están sometidos. Las personas y las ciudades los devoran, y el trabajo del cinefotógrafo Nicolas Canniccioni da cuenta de ello con planos generales que muestran lo insignificantes que se ven a ellos mismos; ya sea en lo alto de un edificio, en una colonia de migrantes o en la bahía de Buenaventura, estos inexpertos errantes buscan simplemente un lugar al que puedan pertenecer.
Fecha de estreno en México: 12 de octubre, 2018.
Consulta horarios en: Cineteca Nacional