Aunque en un principio parece ser un relato convencional de amor homosexual adolescente (chico A conoce a chico B; B no le responde los mensajes a A; A termina desilusionado del amor por culpa de B), la pretensión del realizador mexicano, Julián Hernández (El cielo dividido, 2006), por aparentar ser un cineasta experimental y vanguardista, lo lleva a crear una especie de tríptico donde cada una de sus partes difícilmente embona estilística y estructuralmente con las dos restantes. La primera parte se centra en Octavio (Alan Ramírez), un bailarín y practicante de danza que conoce a Emiliano (Hugo Catalán), un documentalista motivado por los intensos encuentros sexuales con otros hombres. La promiscuidad de Emiliano –y su incapacidad de comprometerse en una relación seria– aunado a la sensibilidad de Octavio terminan por quebrantar el idilio amoroso que parecían tener. En una segunda parte, Hernández presenta una serie de encuentros eróticos y sexuales entre dos hombres (uno de ellos interpretado por Gabino Rodríguez) y una mujer (Andrea Portal); aludiendo a los movimientos de la danza contemporánea, los personajes son orillados al sexo grupal, y en voz en off escuchamos una serie de reflexiones pseudofilosóficas vinculadas al cuerpo y la manera en que éste se relaciona con los cuerpos de otros. Finalmente, volvemos con Emiliano para confirmar su deseo de experimentar con otros hombres y su obsesión de vivir la realidad por medio de una pantalla. Yo soy la felicidad de este mundo (2014) desafía una estructura convencional y complaciente, pero lo hace sin la seriedad y rigor que implica una cohesión en el ámbito de lo conceptual haciendo que su experimentación quede únicamente en el exhibicionismo gratuito sin ningún objetivo específico. El director pretende seducir con una cámara que ingresa a la coreografía de la danza y se desplaza sutil y ordenadamente por los espacios rodeando a los personajes con giros de 360 grados; pero también quiere hacernos caer en su trampa utilizando hombres de cuerpos atléticos y rostros perfectos para crear una atmósfera bella, pero en el plano de lo artístico y lo estético sólo queda el vacío.
Minicrítica realizada durante el Festival Internacional de Cine de Morelia 2014.
Fecha de estreno en México: 26 de mayo, 2017.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional