La vida de Simon Spier (Nick Robinson) ha transcurrido con normalidad, formando parte de una familia y de un grupo de amigos que rayan en la perfección. Sin embargo, desde muy joven descubre de sí mismo una cualidad que lo hace sentir diferente y que lo mantiene asfixiado por temor a las consecuencias que pudiera tener el aceptarse y revelar la verdad: es homosexual. Después de que un compañero suyo escribiera bajo el pseudónimo de Blue -en el blog de la escuela- manifestando su homosexualidad, Simon siente la necesidad de interactuar con él, por lo que crea, a su vez, un personaje que le permite compartir al fin sus emociones sin miedo y sin tener que confesar su identidad. No obstante, tan pronto la correspondencia electrónica se apodera de todos sus pensamientos, involucrándose sentimentalmente con la figura platónica de Blue, Simon comienza a investigar aquellos indicios que, piensa, le ayudarán a descubrir con quién ha estado conversando y de quién, finalmente, se ha enamorado.
Adaptado de Simon vs. the Homo Sapiens Agenda, la novela de Becky Albertalli, el más reciente filme de Greg Berlanti (Life as We Know It, 2010) hace uso de una serie de lugares comunes, característicos de las comedias románticas, para realizar una sutil vuelta de tuerca que hace de Love, Simon (Yo, Simón) un enternecedor largometraje sobre los conflictos internos de un adolescente quien, además de tener que soportar dicha etapa de autodescubrimiento, está obligado a lidiar con el temor de enfrentarse a sí mismo y a la sociedad en la que habita, una vez que asuma públicamente su homosexualidad. Ya que está construido a partir de las estructuras tradicionales de la comedia romántica, el filme es, por momentos, predecible. Sin embargo, el manejo de la tensión, consecuencia de la exploración íntima de las contradicciones emocionales del personaje, y la buena dosis de humor irónico, revitalizan lo que estamos presenciando, pues, en lugar de valerse del melodrama para expresar el acoso y la presión social, Berlanti opta por entregar un filme que no teme reírse de su propio conflicto. Si bien, en primera instancia podríamos considerar que la película cae en los estereotipos y retrata a la homosexualidad de un modo vulgarizado, lo cierto es que el procedimiento seguido por Berlanti es el de jugar con ellos y con los prejuicios para abordar de manera fresca un tema que, para algunos, podría ser considerado sensible -ya quedará en la opinión de cada espectador si logra lo cometido o si trivializa la problemática que acomete-; desde mi punto de vista, el filme se mantiene al filo de ambas posibilidades, aterrizando con elegancia, algunas veces, y otras pecando de simpleza. Lo interesante de este juego, sin embargo, está en la construcción del protagonista, como personaje y como símbolo: Simon encarna las contradicciones de una sociedad atrapada en un periodo de transición entre el conservadurismo puritano y la ‘tolerancia’, pues él mismo, a pesar de ser un agudo crítico de la posición social a la que se marginan a los homosexuales sin razón, no puede evitar repetir comportamientos e ideas de la sociedad machista a la que pertenece, emulando escenas típica de los programas de televisión y de los filmes de comedia simplona que abordan a la homosexualidad desde el ridículo. Un ejemplo claro de esto último, lo encontramos cuando Simon se plantea la urgencia de ‘ser un homosexual’ e, irremediablemente, recurre a las imágenes estereotipadas, actuando y vistiéndose, frente al espejo, como los personajes caricaturizados propagados por los medios de comunicación: “Cambiar es agotador”, termina por decir, resaltando lo absurdo que es dicho retrato. En este punto, el filme demuestra que, no sólo los jóvenes, sino la sociedad es inmadura emocionalmente. Otro de los elementos más destacados de la película, lo encontramos en la representación del amor desde los recursos cinematográficos: el platonismo de Simon, ese primer amor inocente y ‘puro’, es retratado mediante el uso atinado del color azul (Blue). En el filme, el azul es el color de la ensoñación, de la imaginación; es el color que empapa el espacio libre que quiere habitar Simon, aquél en el que se acepta a sí mismo y donde es capaz de amar sin temor.
Fecha de estreno en México: 13 de abril, 2018.