Eveleigh (Isla Fisher) y su esposo, David (Anson Mount), acaban de mudarse a un viejo viñedo en el que planean construir su propio negocio de vinos. Eveleigh está embarazada y decide dejar de tomar los antidepresivos que le habían recetado para controlar su estrés postraumático, consecuencia de un terrible accidente automovilístico hace poco más de un año. Casi inmediatamente, la joven madre empieza a tener extrañas visiones sobre una figura encapuchada, acompañada de voces y gritos. Conforme la pareja se va relacionando con la gente del pueblo, Eveleigh descubrirá que la casa en la que viven fue escenario de un suceso terrible.
El director Kevin Greutert repite en el género de terror con Yo vi al diablo (Visions, 2015), una cinta que comparte ciertas características con su filme anterior, Jessabelle (2014), en cuanto al escenario donde se desarrolla la trama. Al colocar a sus personajes en medio de un lugar nuevo, alejado de las ciudades y con varios kilómetros de campo abierto, inmediatamente nos lleva a pensar que la película será otra historia de fantasmas en una casa embrujada. Y los dos primeros actos no sugieren nada diferente, haciendo que, a medida que Eveleigh va experimentando las “visiones” (que no se reducen sólo a imágenes, sino también olores, sonidos e incluso ataques físicos), la trama parezca un cliché con botellas y vidrios estallando de la nada, y la figura encapuchada haciendo acto de presencia en los momentos menos oportunos. Lo mejor aparece al final, donde Greutert incluye un giro diferente y lo transforma en un thriller más interesante.
Fecha de estreno en México: 12 de febrero, 2016.