Los hermanos, Zip (Raúl Rivas) y Zap (Daniel Cerezo), son castigados –uno por robar un examen en el colegio; el otro, por aconsejarlo– y enviados durante el verano al centro reeducacional Esperanza, un sitio definido por otros niños como “horrible, un lugar donde se convierten en hombres”. Falconetti (Javier Gutiérrez), el director del colegio –un hombre rígido con un parche en el ojo–, los recibe asegurando que todos los niños que entran ahí logran madurar y dejar de lado todas las acciones infantiles que los caracterizan. Profesores exigentes, clases deportivas exhaustivas, horarios inflexibles y estrictos códigos de disciplina generan incomodidad y tristeza en Zip y Zap. Los hermanos, después de descubrir unas canicas, fundan clandestinamente El Club de las Canicas, un grupo de resistencia en contra de las rígidas normas de Falconetti. Con la ayuda de Matilde (Claudia Vega), sobrina de Falconetti, averiguan por qué tanto desprecio y desdén del director del colegio hacia los niños y los juguetes.
Los mellizos –cuyos nombres provienen de la palabra “zipizape” que significa “alboroto”–, protagonistas de la famosa historieta cómica del caricaturista español, José Escobar, son trasladados al cine de la mano de Oskar Santos (El mal ajeno, 2010), quien conserva el carácter travieso y aventurero de los hermanos. Sin embargo, la adaptación no resulta arriesgada, y prefiere mantener un tono inocente, incluso, el estricto Falconetti es un villano ligero que nunca arroja la oscuridad necesaria para interesar al espectador.
LFG (@luisfer_crimi)
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