Aunque es raro ver bodas en la pantalla grande, ya que éstas generalmente forman parte del final feliz, estos eventos dan la oportunidad de explorar las emociones humanas totalmente expuestas y dilatadas. David Parkinson ha recopilado para el British Film Institute, 10 grandes filmes sobre bodas. Te compartimos la abajo la lista.
Me and My Pal (1933)
Dir. Charles Rogers
Stan Laurel a menudo se interponía en la felicidad romántica de Oliver Hardy. En Our Wife de James W. Horne hizo que fallara la fuga con la voluptuosa Babe London y aquí evita su matrimonio con la hija del magnate petrolero, James Finlayson al darle un rompecabezas de regalo de bodas equivocado. El director Charles Roger usa un anuncio de radio para decir que Ollie ya lo ha logrado, y una toma de los invitados reunidos confirma que la ceremonia será el punto álgido de esa temporada social. Pero Stan hace que Ollie se interese en el rompecabezas y pronto el mayordomo, un chofer, un policía y un mensajero bizco están alrededor de una mesa buscando piezas.
La paciencia de Finlayson finalmente expira cuando Stan envía una corona funeraria en lugar de un ramo de flores y su llegada al 6311 Old-Fashioned Way provoca un golpe que anticipa el final del pastel de bodas volador en Carry On Loving. Muy simple pero inspirador.
The Philadelphia Story (1940)
Dir. George Cukor
La película que rescató a Katherine Hepburn de la ignominia de ser catalogada como “veneno de la taquilla” fue adaptada del éxito de Broadway que Philip Barry había modelado a partir de los matrimonios de la socialité de Philadelphi, Hope Montgomery Scott y la misma Hepburn, cuya familia se había mantenido cercana a su anterior esposo, Ludlow Ogden Smith. Exudando ingenio patricio y confianza, Hepburn se luce cuando su venidera boda con “el hombre del pueblo” John Howard es puesta en peligro por el prospecto de una aventura amorosa con el reportero James Stewart y una reunión con su increíble primer esposo Cary Grant.
Audaz en su día por las críticas satíricas del sagrado matrimonio, este sublime disparate fue rehecho por Charles Walters como el musical de Cole Porter High Society (1956), con Grace Kelly asumiendo el rol de Tracy Lord en lo que acabaría siendo su última película antes de casarse con el príncipe Rainier de Mónaco.
Father of the Bride (1960)
Dir. Vincente Minnelli
Es tentador especular si la adaptación de Vincente Minnellil de la novela episódica de Edward Streeter hubiera cautivado la imaginación de los espectadores de la misma manera si su lanzamiento no hubiera coincidido con el muy publicitado matrimonio de Elizabeth Taylor con el heredero hotelero Nicky Hilton. Pero Taylor y Joan Bennett (como su madre) interpretan el segundo violín del nominado al Oscar, Spencer Tracy, que no solo se tiene que reconciliar con el hecho de que el prometido Don Taylor es suficientemente bueno para su hija, pero también que necesita recalibrar su relación con ella ahora que está dejando el nido.
La pareja de esposo y esposa, nominados al Oscar, Frances Goodrich y Albert Hackett se aseguran de que no todo sea introspección sentimental, mientras sujetan al irritable Tracy a enormes cuentas, noches sin dormir, encuentros con los padres del novio, una estridente fiesta de compromiso y una boda caótica. Steve Martin soportaría lo mismo junto con Diane Keaton y Kimberly Williams en el remake de 1991 de Charles Shyer.
The Wedding (1972)
Dr. Andrzej Wajda
Llevada a la pantalla con fidelidad e introspección por Andrzej Wajda, la obra de 1901 de Stanislaw Wyspiański de 1901 está considerada como una obra maestra del teatro polaco. Situada en el siglo 19, la acción se lleva a cabo en la boda del artista Daniel Olbrychski y la mujer de campo Ewa Zietek. Las tensiones étnicas, provincianas, sociales y generacionales comienzan a aparecer conforme los invitados comienzan a alcoholizarse. Pero es la aparición de cuatro espíritus de significancia histórica lo que arroja duda sobre la eficacia de cualquier unión entre la burguesía urbana y las masas rurales para restaurarle su gloria a la nación dividida.
Densa, oscura y difícil, este es un ejemplo temprano del Cine de Ansiedad Moral que ayudaría a hacer menos el Comunismo Polaco y es intrigante que la salvaje versión de 2004 de Wojciecj Smarzowski del mismo nombre estuviera en el corazón de lo que el crítico Michael Brooke llamó el “Cine de el Disgusto Moral”.
A Wedding (1978)
Dir. Robert Altman
Todos los ingredientes que se necesitan para una tradicional boda familiar están presentes y correctos en la audaz sátira social de Robert Altman: esnobismo social, prejuicio racial, lascivia, ninfomanía, adulterio, envidia, un dejo de incesto, senilidad, alcoholismo, drogadicción y muerte. Y le lleva 48 personajes principales hacerle justicia a estos y a otros tabús que Altman y su trío de escritores alumbran mientras la sureña de sangre azul, Nina Can Pallandr, y su esposo italiano, Vittorio Gassman, dan la bienvenida al nuevo rico de Chicago, Paul Dooley, y a su estridente esposa, Carol Burnett, a la boda de sus hijos, Desi Arnaz Jr. Y Amy Stryker.
Con más secretos y mentiras flotando alrededor que motas de confeti, este es un retacado compendio de clichés de sitcom y telenovela y caricaturas revueltas en una cinematografía de oro por un maestro en su quehacer. La extraña subtrama se atasca, pero el balance de salvajismo y patetismo es tan perfecto como la escena que se roba Mia Farrow con su actuación de dos palabras.
Four Weddings and a Funeral
Dir. Mike Newell
Richard Curtis supuestamente escribió su mejor guión después de estar en 72 bodas en cinco años y darse cuenta de que las películas se enfocaban en los aspectos equivocados de la ceremonia y sus resultads. Así es que él teje su lista de tropos ignorados en esta suave sátira de modales de la clase media para marcar al clérigo inútil, el pariente irritable, la dama caliente, el padrino indiscreto, el ex enojada, el añorante soltero y el monógamo serial. También captura la manera en la que subtramas transitorias se desarrollan alejándose de los novios y lo intensamente que los invitados se deshacen de sus inhibiciones una vez que el alcohol comienza a fluir.
Pero Curtis, el director Mike Newell y el excelente ensamble también muestran la tristeza detrás de las sonrisas en la foto y los giros en la pista. Como consecuencia, los momentos más conmovedores no vienen de los relojes parados de W.H. Auden, sino de las lánguidas miradas de lado de Kristin Scott Thomas y de los enérgicos besos en la mejilla antes de casarse con el Charles equivocado.
Muriel’s Wedding (1994)
Dir PJ Hogan
Joanie Hesllop (Gabby Millgate) lo entiende bien en la deliciosa comedia agridulce de PJ Hogan cuando dice “Eres terrible, Muriel”, después de la irresponsable indiscreción de su hermano. Aunque parece ser la víctima del desencanto de su político padre y del desdén de sus estirados amigos, Muriel (Toni Collette) roba, miente y explota a la gente (especialmente a su confiada madre) mientras se evade a sí misma. Es la hermana fea que se lleva a un príncipe nadador olímpico y, en el proceso, le rompe el corazón a la Cenicienta (Rachel Griffiths) enferma de cáncer que ha tratado de salvarla de ella misma.
Es fácil salirse de Porpoise Spit con la creencia de Muriel en el poder transformador del matrimonio y la combinación de comedia romántica, comedia de pastelazo y música de ABBA. Hogan volvería a temas matrimoniales con Julia Roberts y Rpert Everett en La boda de mi mejor amigo (1997), mientras que la liga entre el matrimonio y ABBA sería reforzada en Mamma Mia! De Phyllida Lloyd (2008).
Monsson Wedding (2001)
Dir. Mira Nair
Numerosas películas de boda se centran en las complicaciones que surgen de un matrimonio arreglado. En la saga de Mira Nair, esa supuestamente virginal novia, está teniendo un romance adúltero. Pero su crimen es poco junto al de su tío rico ayudando a financiar el espléndido banquete de celebración y su exposición termina siendo igual de dramática que el clímax de Festen con un masala con erupciones de la extravagancia de Bollywood con momentos de íntimo humanismo dignos de Satyajit Ray.
Es convincente a través del melodrama doméstico, sin embargo su fascinación está en la manera en la que Nair presenta el subcontinente y la cambiante relación entre su residente y la población de Desi. Su filme ha sido comparado con A Midsummer Night’s Dream y A Wedding, de Robert Altman. Su compañero cinematográfico más cercano es La Règle du jeu (1939), ya que también muestra a una nación “bailando en un volcán”, aunque con un palpitante score de Mychael Danna.
Rana’s Wedding (2003)
Dir. Hany Abu-Assad
Olvida las meticulosas preparaciones para un día inolvidable en un lugar de ensueño. A veces intercambiar votos es suficiente, mientras Hanny Abu-Assad sugiere en esta exposición atroz de la vida diaria de los Territorios Ocupados. Con 10 horas para casarse para evitar tener que migrar a Egipto con su padre, Clara Khoury de 17 años tiene que viajar del Este de Jerusalén to Ramallah para comprometerse con el director de teatro Khalifa Natour. Aún entonces, tiene que escoger un vestido, hacer el papeleo necesario y encontrar a alguien que celebre, y cada tarea requiere que recorra toda la gama de soldados israelíes armados e interminables caminos bloqueados.
La ceremonia, conducida a través de una reja de retén, es quizá la boda en la pantalla más atroz de todas, ya que no hay absolutamente garantía alguna de un final feliz. Sin embargo, a veces las cosas no son del todo fáciles del otro lado de la separación, como lo demuestra Rama Burshtein en el drama nupcial jasídico, Fill the Void (2012).
[REC]3: Génesis (2013)
Dir. Paco Plaza
Cualquiera que piense que Jeanne Moreau y Uma Thurman son temerarias en The Bride Wore Black (1968) de Francois Truffaut y en la duología de Quentin Tarantino, Kill Bill (2003-04), respectivamente, debería revisar a Leticia Dolera blandiendo una sierra con su vestido en este jubiloso y excesivo horror español. Esencialmente una precuela de los otros tres episodios dirigidos por Jaume Balagueró, la entrega de Paco Plaza no renuncia totalmente al estilo de pietaje, pero se divierte burlándose de un videógrafo de boda que cita a Dziga Vertov y al cinema vérité como sus influencias.
El servicio en sí es dulce, con Diego Martín llevándole serenata a su novia. Pero todo se desata cuando un tío que ha sido mordido por un perro se arroja de un balcón en la recepción y figuras distantes en trajes de protección pierden la batalla de mantener alejados a algunos comedores de carne infectados. La carnicería es conscientemente caricaturesca, pero la pícara astucia y los gestos reflexivos hacia George A. Romero y Álex de la Iglesia son irresistibles.