En 1919, poco después de la Primera Guerra Mundial, Alemania –que con celo patriótico buscaba instaurarse como una nueva potencia europea– padeció las consecuencias del conflicto armado: se tambaleó y se derrumbó. Durante los siguientes años, las expresiones artísticas de aquella nación se dedicaron a formular preguntas para responderse qué les había pasado y por qué.
El expresionismo alemán surgió para articular estas preguntas lacerantes y turbulentas en el inconsciente colectivo de la nación. La primera de estas películas fue El gabinete del Dr. Caligari (1920), acerca de un mago itinerante y malévolo que manipula a su siervo para que éste cometa asesinatos en la oscuridad de la noche. La historia tiene que ver con el terror freudiano de las unidades subconscientes ocultas, pero lo que realmente hace que la película sea memorable es su aspecto totalmente desquiciado en cuanto a la distorsión de los espacios. Marcado por la actuación estilizada y las sombras pintadas en las paredes, así como los conjuntos arquitectónicos repletos de figuras y líneas retorcidas, el filme engrana perfectamente con el estado demencial del narrador de la película.
En su libro La pantalla demoníaca, Lotte H. Eisner, esboza la manera en que el cine expresionista se convirtió en un medio para representar las pesadillas de la guerra y exorcizar los demonios de la muerte:
Para el alma torturada de la Alemania contemporánea estas películas llenas de evocaciones fúnebres, de horrores, de una atmósfera de pesadilla, parecían el reflejo de su grotesca imagen y servían de alguna manera de derivativo.
Las posteriores películas se retiraron de la estética extrema de Caligari, pero todavía estaban llenos de un estado de ánimo permeado de violencia, frustración y malestar. De alguna manera, el expresionismo alemán terminó en 1933, cuando los nazis llegaron al poder; ellos no estaban interesados en hacer preguntas incómodas sobre las secuelas de la guerra, y calificaron de antipatriotas la gran mayoría de los filmes realizados entre 1919 y 1930. Para ese entonces, los directores más talentosos de aquella generación, Fritz Lang y F.W. Murnau, se trasladaron a Estados Unidos. Ahí, el expresionismo alemán encontró nuevos espacios para continuar explorando la cruda iluminación en relación con sombras grotescas, así como la cosmovisión sombría que influyó profundamente las atmósferas del cine negro a finales de 1940, justo después de otra horrible guerra.
A continuación puedes ver, de forma gratuita, estos 10 filmes del expresionismo alemán:
Nosferatu (F. W. Murnau, 1922)
The Student of Prague (Stellan Rye, 1913)
Nerves (Robert Reinert, 1919)
The Cabinet of Dr. Caligari (Robert Wiene, 1920)
Lee aquí nuestra reseña de El gabinete del Dr. Caligari.
Metropolis (Fritz Lang, 1927)
The Golem: How He Came Into the World (Paul Wegener y Carl Boese, 1920)
Aquí puedes ver la versión musicalizada por Black Francis, líder de The Pixies.
The Last Laugh (F.W. Murnau, 1924)
Faust (F.W. Murnau,1926)
Sunrise: A Song of Two Humans (F.W. Murnau, 1927)
M (Fritz Lang, 1931)
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Open Culture