Ya que el cine siempre ha ofrecido una vía de escape a las presiones del mundo moderno, no es extraño que los cuentos de hadas resulten atractivos a los cineastas casi desde el inicio del arte cinematográfico. La reina Victoria aún se encontraba con vida, cuando Georges Méliès (La Tentation de Saint Antoine, 1898) realizó la adaptación de la cenicienta (Cendrillon, 1899). Durante el período anterior a la Primera Guerra Mundial se realizaron numerosos filmes fantásticos en todo el mundo, siendo particularmente notables los producidos por Pathé Frères.

De manera que cuando Jean Cocteau (Orfeo, 1950) realizó su particular versión de la Bella y la Bestia, Belle et la Bête en 1946, el género ya tenía medio siglo de existencia.

Los cuentos de hadas, tanto los tradicionales como aquellos creados por los mismos cineastas, ofrecen un potencial creativo ilimitado: la Bella y la Bestia, cuento escrito por Leprince de Beaumont, ha sido adaptado desde diferentes perspectivas, incluyendo la animación de Disney (1991), un thriller contemporáneo (la serie televisiva de 1987), una película estadounidense para adolescentes (Beastly, 2011), un filme del género de terror (Spike, 2008) y la escandalosa obra de Walerian Borowczyk (Goto, 1968), The Beast (1975), en la que la lujuria de la bestia no deja nada a la imaginación.

Como enfatiza el último ejemplo, estas películas no son necesariamente realizadas para niños, aunque las obras más significativas parecen romper la barrera de las generaciones. Pueden ser películas sencillas o alegorías personales y políticas muy complejas. Pueden recurrir a la más avanzada tecnología o, como hizo estupendamente Cocteau, depender de la imaginación colectiva de los espectadores.

The Adventures of Prince Achmed (Dir. Lotte Reiniger, 1926)

El compromiso con el género por parte de la cineasta alemana estuvo presente durante toda su carrera. Basándose en las antiguas obras de sombras, sus películas están pobladas por creaciones minuciosamente recortadas y detalladas, especialmente esta ambiciosa adaptación de Las mil y una noches, la cual está considerada como la más antigua película de animación sobreviviente a los estragos del tiempo. Nunca hizo otra, pero sus últimas películas cortas incluyen adaptaciones de clásicos familiares, como The Tocher (1938), inspirada en la leyenda escocesa del “wee folk”.

Snow White and the Seven Dwarfs (Prod. Walt Disney, 1937)

Por los últimos 75 años, millones (miles de millones) de niños han recibido su primera dosis de cuentos de hadas tradicionales a través de la obra de Walt Disney. Su fórmula: tomar una historia intemporal y hacerla más sencilla para ser contada con ayuda de canciones contagiosas. Snow White and the Seven Dwarfs es quizá la película más antigua que, aún hoy, puede generar ganancias.  

The Red Shoes (Dir. Michael Powell y Emeric Pressburger, 1948)

La marca de la extraordinaria carrera que tuvieron Michael Powell y Emeric Pressburger durante la década de 1940. Esta extravagante fusión de cuento de hadas (basado en la obra de Hans Christian Andersen), ballet y romance melodramático fue condenada por sus distribuidores británicos como “película de arte”, pero pasó a ser una superproducción ganadora del Oscar en Estados Unidos.

Valerie and Her Week of Wonders (Dir. Jaromil Jires, 1970)

La obra de Jires reúne dos de las largas tradiciones del cine checo: la afinidad por el cuento de hadas y las fantasías, más bien oscuras. ¡Y definitivamente no es para niños!

The Princess Bride (Dir. Rob Reiner, 1987)

Dirigida a los niños más cínicos, quienes están convencidos de haber superado todas aquellas tonterías en torno a los cuentos de hadas, la adaptación de Rob Reiner de la novela de William Goldman es una de las películas más reconocidas de su tiempo.

My Neighbour Totoro (Dir. Hayao Miyazaki)

Cuando pensamos en grandes películas de cuentos de hadas, normalmente nos vienen a la mente adaptaciones de historias clásicas. Curiosamente, la obra cautivadora de Hayao Miyazaki se siente como aquellas, pero, de hecho, se trata de una creación totalmente original.

Edward Scissorhands (Dir. Tim Burton, 1990)

De todos los cineastas estadounidenses contemporáneos, Tim Burton es, sin duda, el más cercano a la tradición de los cuentos de hadas, incluso si no puede evitar deformarlo y retorcerlo todo en el camino. Aunque se trata de una idea original, este filme es una historia de hadas clásica, cuyas características para ser considerada como tal son resaltadas por el hecho de que está contada a la forma de un cuento para dormir.

Kirikou and the Sorceress (Dir. Michel Ocelot, 1998)

El director francés ha pasado los últimos 40 años haciendo películas animadas inspiradas en la cultura popular y en las artes decorativas de diferentes países. La primera película de Kirikou, su entrada al cine internacional, estuvo inspirada por los cuentos africanos acerca de un niño intrépido que se niega a que su estatura diminuta evite que cumpla su misión de persuadir a la bruja Karaba de que deje tranquilos a los habitantes de su aldea.

Shrek (Dir. Andrew Adamson y Vicky Jenson, 2001)

Un gran éxito que ha continuado con numerosas secuelas. Shrek combina un conocimiento enciclopédico de los cuentos de hadas, con un ingenio subversivo tratado mediante los métodos de Disney.

Pan’s Labyrinth (Dir. Guillermo del Toro, 2006)

La España fascista de 1944, 5 años antes de la Guerra Civil Española, no parece ser el lugar indicado para contar una historia de hadas, sin embargo, Guillermo del Toro utiliza brillantemente el contexto histórico para dar lugar a la fantasía.

Trad. EnFilme

Fuente: British Film Institute