“Parece injusta la ventaja de Charles Laughton al considerar una lista de “el mejor último filme”, considerando que su opción fue regresar a la actuación en lugar de dar seguimiento a su excepcional debut, The Night of the Hunter (1955). Sin embargo, muchos directores no tienen la oportunidad de elegir cuál será su última obra. Incluso cuando algunos han sido empujados al retiro, la mayoría guardan la esperanza de filmar un último filme antes de que las luces se desvanezcan.”
Deliberado o no, el último filme de buena parte de los grandes autores del cine terminan convirtiéndose en su testamento fílmico. Podría debatirse si hay algo en su interior que les avisa desde el fondo de sus entrañas que lo que digan en ese filme serán sus últimas palabras, imágenes, sonidos que queden registrados en su carrera y en su vida, pues en muchos casos impresionan los gestos y los símbolos que parecen anticipar lo que después ocurriría. Cuando sí se tiene la consciencia de que será la obra póstuma los mensajes, evidentemente, suelen ser rotundos.
Aquí la lista de 10 grandiosos últimos filmes de directores británicos, propuestos por el British Film Institute:
School for Scoundrels
Dir. Robert Hamer, 1960
De acuerdo a David Thompson, Robert Hamer representa “el aborto de talento más serio del cine británico de la posguerra”. Siempre un bebedor empedernido, perdió la compostura total después de que el productor Michael Balcon -para quien hizo tremendo clásicos en los días de los Estudios Ealing como la fabulosa Kind Hearts and Coronets (1949)- canceló su adaptación de The Shadow and the Peak, de Richard Mason.
Para cuando empezó esta nueva versión de los tan vendidos libros de ‘Gamesmanship’ de Stephen Potter, Hamer era propenso a las borracheras y fue despedido a media filmación, dejando en el productor Hal Chester y Cyril Frankel (que no recibió crédito por hacerlo) la responsabilidad de concluir las secuencias restantes. La batalla de ingenio en el filme entre Henry Paifrey (Ian Carmichael) y Raymond Delauney (Terry-Thomas) es ciertamente inconsistente, pero el complicado partido de tenis por si mismo es de no perderse. Hamer nunca dirigió de nuevo, aunque sí contribuyó a la escritura de guiones como 55 Days at Peking (1963) y They All Died Laughing (1964), antes de su muerte en Diciembre de 1963.
The Man Who Haunted Himself
Dir. Basil Dearden, 1970
Es una cruel ironía que esta adaptación de The Strange Case of Mr. Pelham, el relato de Anthony Armstrong, tenga como punto nodal un choque de autos, toda vez que un accidente en la autopista M4, el 23 de marzo de 1971, fue lo que provocó que este fuera el último filme de Basil Dearden.
The Man Who Haunted Himself reunió a Dearden con Roger Moore, su estrella en Persuaders, quien le había pedido que hicieran un largometraje que le permitiéra explayarse como actor. La historia de un ejecutivo de tecnología naval que desata a su doble tras haber sobrevivido un encontronazo a gran velocidad, había sido previamente filmado bajo el título de The Case of Mr. Pelham como parte del Alfred Hitchcock Presenta, en 1955. Pero Dearden eligió enraizarlo en el mundo real que le dio prestigio a sus “filmes problemáticos” como Sapphire (1959) y Victim (1961), por lo que Moore decidió particiar en el él ya que “era un filme en el que en realidad podría actuar, en lugar de solo mostrar una dentadura impecable, siendo aterrador y heróico”.
The Boy Who Turned Yellow
Dir. Michael Powell, 1972
John Davis, jefe de los estudios Rank, un contador alérgico a la creatividad, se aseguró que el último filme de Michael Powell fuera esta encantadora pieza del Children’s Film Foundation, y no su tan deseado sueño de hacer una adaptación de The Tempest, de William Shakespeare. Se decía que el dibujante Gerald Scarfe se encargaría de diseñar los sets, mientras Jack Cardiff estaba listo para fotografiarla y el reparto incluiría a James Mason, Mia Farrow, Topol, Frankie Howerd, Malcolm McDowell y Michael York.
Sin embargo, Powell se tuvo que conformar con esta colaboración de despedida en mancuerna con Emeric Pressburger, filmando la historia de John Saunders (Mark Dightam), un joven que se torna amarillo mientras viaja en el Underground (metro londinense), tras perder a Alice, su ratoncito mascota, en la Torre de Londres. Diseñada para servir como enseñanza sobre electricidad para los jovencitos, la película resultó vistosa y muy simpática. Pero pese a haber ganado un premio entregado por audiencias de matinées sabatinas, no fue suficiente para persuadir a los miembros de la CFF para que dieran luz verde a su secuela, The Magic Umbrella.
Family Plot
Dir. Alfred Hitchcock, 1976
Alfred Hitchcock no tenía intención de permitir que esta nueva versión de The Rainbird Pattern de Victor Canning se convirtiera en su último filme. Pero resultó que el guiño a la cámara de Barbara Harris en la toma final de Family Plot terminó siendo su gesto de despedida. Bruce Dern se quedó con el papel del aturdido novio psíquico, después de que Hitchock se sintiera frustrado ante las demandas salariales de Al Pacino, además de que su química escénica con Harris ofrecía un cómico contrapeso a la amenaza generada por el William Devane, el joyero de San Francisco y su cómplice, Karen Black, quienes manejaban un negocio dedicado al secuestro.
A lo largo del rodaje, Hitchcock siguió de cerca el progreso que realizaba Ernest Lehmann adaptando The Short Night, el thriller de espionaje de Ronald Kirkbride, un proyecto para el que Walter Matthau, Clint Eastwood y Sean Connery estaban considerados. Pero el deterioro de su salud obligó a Hitch a retirarse en 1979.
Anti-Clock
Dir. Jane Arden y Jack Bond, 1979
La cuarta colaboración entre Jane Arden y Jack Bond, después de Separation (1968), The Other Side of the Underneath (1972) y el cortometraje Vibration (1974), Anti-Clock anticipa la proliferación de las cámaras de vigilancia (CCTV). La acción, declaradamente no lineal, se centra en Joseph Sapha, un lector de la mente de club nocturno, cuyas tendencias suicidas lo hacen ser considerado para recibir un experimento en manipulación de la memoria, y el Profesor Zanof, a quien le ha sido encargado que lo reentrene. Sebastian Saville, hijo de Arden, quien realiza su única aparición en el cine, interpreta ambos roles, y más tarde declaró que había sido un tratado acerca de su relación con su madre.
Reciclando la fingida rutina de ventrilocuista en vivo de Vagina Rex and the Gas Oven, su puesta en escena de 1969, Arden divide la pantalla para yuxtaponer video, filme en 16mm y pietaje de archivo para explorar una amplia gama de aterradores conceptos distópicos. Claude Chabrol le comisionó un guion tras declarar este filme “una obra maestra futurística”. Pero Arden se suicidó antes de que la colaboración iniciara.
Comrades
Dir. Bill Douglas, 1986
Pese a que se centra en el activismo y trasnportación de 6 hombres que formaron el primer colectivo de obreros británicos, en 1833, este tributo épico a los Mártires de Tolpuddle también revisita temas que Bill Douglas, el cineasta escosés exploró en su trilogía autobiográfica: My Childhood (1972), My Ain Folk (1973) y My Way Home (1978). Después de su afanoso trabajo durante seis años en un guion que se adhiere más a la verdad emocional que a la rigurosidad histórica, Douglas elige rostros familiares como James Fox, Robert Stephens y Vanessa Redgrave en su elenco, para interpretar roles aristocráticos, y talentos menos conocidos como Robin Soans, Keith Allen e Imelda Staunton como los pobladores, mientras que Alex Norton intertpreta al alumbrado mágico que simboliza la necesidad de ver las cosas desde una nueva perspectiva.
La necesidad de filmar en Dorset y Australia tensaron sus relaciones con el productor Ismail Merchant, quien dejó el filme durante el período de preproducción, mientras que las salas de cine se negaron a proyectar estas tres horas de realismo de época. Tristemente, a los 57 años Douglas fue derrotado por el cáncer en 1991, habiendo escrito tres guiones más.
A Fish Called Wanda
Dir. Charles Crichton, 1988
Charles Chrichton debió haber pensado, durante 23 años años, que He Who Rides a Tiger (1965), protagonizada por Tom Bell y Judi Dench, habría sido su último largometraje. No obstante, mientras colaboraba en unos cortos de entrenamiento empresarial para una compañía de video, John Cleese llegó a la conclusión de que el realizador en sus setenta todavía tenía el potencial para añadir otro clásico a sus comedias de los Estudios Ealing como Hue and Cry (1947) y The Lavender Hill Mob (1951).
Pese a ello, pasaron cinco años desde que el ex Monty Python mencionó por vez primera la historia de un mojigato abogado que cae enamorado y se enreda con un grupo de torpes maleantes, hasta que los críticos alabaron uno de los regresos menos esperado en la historia del cine. Barry Levinson con Rain Man le arrebató a Chricton el Oscar a Mejor Director. Y aunque Cleese y Crichton compartieron la nominación a Mejor Guion, el realizador no fue considerado para trabajar en Fierce Creatures, la secuela espiritual de A Fish… de 1997.
Blue
Dir. Derek Jarman, 1993
El primer encuentro que tuvo Derek Jarman con el International Klein Blue fue cuando vio la exposición ‘IKB 79’ de Yves Klein (que hace no mucho se presentó en el MUAC) en la Tate Gallery, en 1974. Klein creó su distintiva sombra de ultramarino para explorar un espacio inmaterial más allá de lo que puede ser visto o tocado: “Primero no hay nada, posteriormente la profundidad de la nada, y después de ello un azul profundo”.
Después de que una infección relacionada con el SIDA lo dejó termporalmente ciego, con la capacidad de ver solo el color azul, Jarman se involucró en un largometraje de 79 minutos en el que la pantalla permanece siendo una envoltura de extático azul, mientras que la banda sonora oscila entre la música, los sonidos y las voces de Tilds Swinton, Nigel Terry, John Quentin y el propio Jarman desplegando un tratado literario que aborda su punto de vista acerca del mundo desde los confines de su fatal enfermedad. Transmitido simultáneamente desde Channel 4 y Radio 3, se erigió como un testamento personal y político cuyo radicalismo estético y visionario no ha perdido un ápice de vigencia desde que Jarman murió, a los 52 años, el 19 de febrero de 1994.
Aquí pueden ver completo el filme.
Wild Side
Dir. Donald Cammell, 1995
Existen varias versiones de esta obra final de Donald Cammell, el director escocés que debutó en 1968, codirigiendo Performance con Nicolas Roeg. Una es la emasculación de 1995, que el productor Elie Cohn puso en el mercado tras haberle negado la entrada a la sala de edición, y que el director no reconoce; y la otras es la versión restaurada del 2000, hecha por su coescritora (y esposa) China Kong y el editor Frank Mazzola, de acuerdo a notas que Cammel dejó antes de dispararse el 24 de abril de 1996.
Alrededor de 20 minutos más largo que su predecesora, el ‘corte del director’ fue también mutilado cuando HBO optó por cercernar una escena de sexo gráfico que involucraba a Joan Chen y Anne Heche, quien interpreta a una banquera que de noche se transforma en prostituta y conoce a Chen a través del lavado de dinero que ésta hace de las ganancias de su marido (Christopher Walken). Cammel contaba sus historias a través de flashbacks, pero Cohn declaró que el primer corte que vio era impenetrable. Hubo división entre los críticos sobre si la versión revisada mejoraba la obra, pero pocos negaron el valiente sello que imprimió Cammel a las convenciones del género.
Aquí puedes ver el filme completo.
Ravenous
Dir. Antonia Bird, 1999
Antonia Bird no estaba considerada para dirigir este sombrío y cómico western de canibales escrito por Ted Griffin, un guionista debutante. Pero la interferencia de los ejecutivos del estudio y una rebelión en el reparto empujaron al despido de Milcho Manchevski y de Raja Gosnell, respectivamente. En su lugar, Robert Carlyle, la estrella del proyecto, insistió en colocar a su pareja en una casa productora que recién habían formado, y que ya se había demostrado capaz de manejar ambientes de toxicidad machista en Face (1997), la saga de filmes de gángsters británicos, en el que Carlyle protagonizaba al lado de Ray Winstone y Damon Albarn.
El líder de Blur fue elegido para componer el score de Ravenous junto a Michael Nyman. El traqueteo de estilos sonoros complementa de forma astuta los oscilantes tonos de sátira en el Destino Manifiesto y la naturaleza adictiva del poder. La historia, en la que Guy Pearce es enviado a un remanso en la California de 1840 por ser un cobarde heróico, aborda el famoso incidente de la Expedición Donner. Pese a que se convirtió en productora ejecutiva en Son of Babylon (2009), Bird dedicó sus catorce años restantes de vida a trabajar en la televisión, lo que se tradujo en una gran pérdida para el cine.
Fuente: BFI
Trad. EF