En el mundo moderno, donde la velocidad y la rapidez son dos constantes que inundan cada aspecto de la vida cotidiana, los espectadores de cine desean que sus directores favoritos estén en gran forma todo el tiempo para producir y realizar constantemente filmes.
En muchas de las entrevistas para promover las películas, los periodistas acostumbran a concluir sus conversaciones preguntándole a los directores: “¿Cuál será tu próxima película?” o “¿En qué nuevo proyecto estás trabajando?”. Todo esto ocurre mientras los programadores de los festivales de cine están esperando con gran entusiasmo para ver si los directores consagrados tienen una nueva película para ser exhibida.
A veces, sin embargo, los directores trabajan a un ritmo mucho más lento; ellos se toman su tiempo para planificar y se esfuerzan por estructurar cada detalle con tiempo sin preocuparse por las presiones externas y sin acelerar los procesos de producción.
El crítico, periodista de cine y colaborador del British Film Institute, Ben Nicholson, elaboró una lista de 10 destacados cineastas que dejaron pasar varios años para volver a dirigir.
Lynne Ramsay
9 años entre Morvern Callar (2002) y We Need to Talk about Kevin (2011).
Después de su enigmática y fascinante Morvern Callar en 2002, que contó con un impresionante rendimiento de Samantha Morton, pasaron nueve años para que la cineasta escocesa regresará con la adaptación cinematográfica de la novela de Lionel Shriver, We Need to Talk about Kevin. Poco antes de 2002, Ramsay se involucró en el proceso para llevar a la pantalla The Lovely Bones, adaptación de la novela de Alice Sebold, que en aquel momento sólo constaba de manuscritos. Cuando el libro fue publicado y se convirtió en un éxito de ventas, las inclinaciones autorales de Ramsay ya no eran lo suficientemente congruentes con lo planteado en el libro, por lo que Peter Jackson decidió abalanzarse sobre el proyecto.
Jacques Tati
9 años entre Mon oncle (1958) y Playtime (1967).
Para algunos directores, un gigantesco proyecto puede ser la causa de un largo descanso entre dos películas, como fue el caso de Jacques Tati. Mon Oncle, en la que Tati interpreta a su alter-ego Monsieur Hulot y su visita al mundo moderno y confuso, fue estrenado en 1958 y, aunque varios de los temas tratados ahí fueron retomados en Playtime, la producción de éste comenzó en 1964 y no fue terminada hasta tres años después. Esto fue en gran parte debido a la construcción del famoso set de ‘Tativille’, el escenario de una ciudad enorme que requirió cientos de trabajadores para su construcción. Además, Tati tuvo que resolver en el proceso varios problemas con los productores para tener más presupuesto.
Wojciech Marczewski
9 años entre Shivers (1981) y Escape from the Liberty Cinema (1990).
Al igual que muchos otros realizadores que trabajaron en Europa central y oriental durante el siglo XX, Wojciech Marczewski se percató que las condiciones para hacer películas eran limitadas por las restricciones del gobierno comunista de Polonia. Su asombrosa Shivers, sobre el auto-engaño y la corrupción de los jóvenes por el partido comunista, se estrenó una noche antes de la ley marcial. Las connotaciones simbólicas del filme fueron detectadas inmediatamente por las autoridades que decidieron prohibir el filme de manera inmediata. Al negarse a cooperar con el régimen, las puertas se le cerraron a Marczewski, quien pudo volver a dirigir una película en 1990. Ese retorno tomó la forma de su increíble sátira inspirada en Woody Allen, Escape from the Liberty Cinema, que presenta claramente su mordaz posición y aguda visión respecto al tema de la censura y las prohibiciones.
Lucile Hadžihalilović
11 años entre Innocence (2004) and Evolution (2015).
Al hablar de su más reciente película, Evolution, Lucile Hadzihalilovic ha atribuido parte de la culpa de la cantidad de tiempo necesario para financiar al hecho de que no es una pieza de género. Aquellos que la han visto puede que no estén de acuerdo con la aseveración de la cineasta, pero la segunda película de la directora francesa es sin duda más deliberadamente oscura y artística que cualquier filme de género tradicional.
Stanley Kubrick
12 años entre Full Metal Jacket (1987) and Eyes Wide Shut (1999).
Conocido por su meticulosa y exigente naturaleza, la última película de Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut, tuvo una producción especialmente prolongada. El rodaje de 15 meses es conocido por ser uno de los más largos y agotadores en la historia del cine y llegó al final de un viaje de tres décadas para el realizador, ya que Kubrick tenía la idea de realizar la adaptación de la novela Arthur Schnitzler desde la década de 1960.
Kelly Reichardt
12 años entre River of Grass (1994) and Old Joy (2006).
El ser mujer fue un factor determinante para Kelly Reichardt en la lucha para hacer un nuevo filme después de su debut de 1994, River of Grass. En 2011, le dijo a The Guardian: “Me tomó 10 años, a partir de mediados de la década de 1990, para poder obtener el interés de los productores y el financiamiento necesario para volver a hacer una película. […] Por supuesto, tuvo mucho que ver con el hecho de ser mujer”. Este período incluyó breves reuniones con productores de Hollywood, pero mejor decidió forjarse un camino alternativo. Ella se convirtió en profesora para pagar las cuentas e hizo ocho cortometrajes en su tiempo libre antes de lograr dirigir su segunda película minimalista, la película de carretera elegíaca, Old Joy.
Whit Stillman
13 años entre The Last Days of Disco (1998) and Damsels in Distress (2011).
Es comprensible que el crítico Philip French una vez compraró a Whit Stillman con Terrence Malick en referencia a la “escasez de su obra”. Stillman al parecer también desapareció del cine; tres películas en ocho años le dieron un seguimiento de culto en los años noventa. Al igual que Malick, parece que la realidad era menos misteriosa que el mito. Stillman se refiere al período de 13 años –entre 1998 y 2011– como una etapa difícil debido a un fracaso profesional que consistió en un intento de varios años por realizar una ambiciosa adaptación de Down and Out in Paris and London de George Orwell. Un proyecto que no pudo materializarse.
David Lean
14 años entre Ryan’s Daughter (1970) and A Passage to India (1984).
La carrera de David Lean se vio afectada supuestamente por la dura recepción de su película Ryan’s Daughter. Los críticos destrozaron el romance épico de Lean; él tomó como algo personal las opiniones y comentarios de los demás que prometió no hacer otra película. Otros cuestionan esta afirmación y dicen que los 14 años transcurridos estuvieron poblados de diversos proyectos que se quedaron estancados. Incluso A Passage to India tuvo un historial de producción sumamente difícil, ya que en su momento el proyecto estaba destinado a ser dirigido por Satyajit Ray antes de finalmente pasar a las manos de Lean.
Terrence Malick
20 años entre Days of Heaven (1978) y The Thin Red Line (1998).
Después del estreno de Days of Heaven, ocurrido en 1978, el trabajo de Malick no apareció en las pantallas durante 20 años, hasta el lanzamiento de The Thin Red Line en 1998. Su ausencia lo convirtió en una figura casi mítica dentro del cine estadounidense moderno, lo que provocó toda clase de rumores, desde su traslado a Francia para ser profesor de tiempo completo en la Sorbona hasta la posibilidad de haber ido en busca de la antigua Asiria. En realidad, hubo numerosos proyectos que no convencieron a Malick. Además, considerando sus múltiples intereses, principalmente su predilección por el estudio de la obra de los más grandes filósofos de la historia, el director prefirió tomarse el tiempo necesario. Inusualmente, en años recientes, Malick ha decidido acelerar su ritmo de trabajo.
Roy Andersson
25 años entre Giliap (1975) y Songs from the Second Floor (2000).
Después del éxito obtenido con su debut Una historia de amor de Suecia en 1971, pocos podrían haber imaginado que Roy Andersson sólo tendría dos películas en un lapso de 30 años. Andersson culpa a la apabullante crítica de su segunda película, Giliap (1975), por el hecho de que fue una recepción tan opuesta en el tono de su primera obra. Rechazado por la comunidad cinematográfica sueca, y alimentado por la ira, el cineasta decidió dirigir anuncios publicitarios y comerciales para ganarse la vida, antes de establecer su propia compañía de producción en 1981. Después de realizar algunos cortometrajes de gran prestigio, empezó un nuevo largometraje en 1996, pero éste no fue concluido y estrenado hasta el año 2000. Aunque irónicamente más cerca en el tono de la denostada Giliap que la venerada Una historia de amor de Suecia, Canciones del segundo piso demostró ser el más largo y extraordinario regreso de un director. Andersson se consolidó como uno de los más interesantes realizadores de Europa, y confirmo su talento con dos largometrajes más: You, The Living (2007) y A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence (2014).
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: British Film Institute