¿Qué pasaría si tuvieras 24 años y tuvieras el trabajo de asistente del director Akira Kurosawa? Esa fue la fortuna del italiano Vittorio Dalle Ore, que sin hablar una sola palabra en japonés comenzó a trabajar en la producción de la cinta Ran, en 1984, una adaptación muy libre de El Rey Lear de Shakespeare mezclada con una famosa leyenda japonesa del siglo XVI. Treinta años después de que el filme se estrenara, una impresionante restauración 4K ha permitido devolverle la intensidad a las imágenes de la cinta dividida en tres actos: locura, matanza y tragedia.
¿Por qué Vittorio Dalle Ore terminó en ese puesto? Él relata: “Fue una enorme suerte que uno de mis primos se casara con una famosa escritora japonesa llamada Nanami Shiono, quien trabajaba para la televisión japonesa. Ella conocía a Kurosawa y lo entrevistó muchas veces. Ella sabía que yo estaba interesado en hacer cine y me dijo ‘Conozco a Kurosawa y está preparando su siguiente película, Ran, ¿te gustaría trabajar con él?’ ¡Claro! Así que la siguiente vez que ella lo vio, le pidió trabajo para mí y como saben, para un caballero no es sencillo decirle que no a una dama, así que le dijo algo como ‘OK, mándamelo’".
“Claro que estaba nervioso. Él era maravilloso, pero, por supuesto, no hablaba conmigo, porque yo no hablaba japonés en ese tiempo. Pero fui incluido en el equipo de trabajo de la filmación y me permitió trabajar en el cuarto de edición. Después me llamó para otras películas. Cuando comencé a hablar japonés me convertí en asistente de dirección oficialmente en la película Dreams (1990)”.
¿Cuál es la esencia de los aprendizajes que tuvo Della Ore en su experiencia viendo trabajar al maestro Kurosawa? “La intensidad y la energía que él ponía en todo lo que hacía. Ese es el motivo por el cual es famoso por sus arranques de ira, pero él era exigente consigo mismo primero y después con el equipo de trabajo. ¡Éramos responsables de todo y chivos expiatorios de todo! Cuando veías sus ojos cambiando de color a gris, por dios…”
A continuación 5 lecciones que Akira Kurosawa daba en su quehacer fílmico, recordadas por Della Ore.
La obstinada atención a los detalles
Ésta fue la primera escena que se rodó del filme. La escena se compone de dos tomas pero nada era tan simple en los filmes de Kuroawa. Una de las tomas fue hecha en estudio, el largo traveling, pero antes de eso hay otra toma, donde Taro mira por la ventana. Y eso era un paisaje real. Así que Kurosawa tenía este marco de ventana traído de Kyushu, la isla en donde filmamos todas las escenas de batalla. Y ésta terminó siendo una de las escenas más caras de la película, porque nunca hubo buen clima, así que tuvo que ser realizada y reconstruida 3 veces, por algo que pudo haber sido hecho fácilmente en el estudio con un paisaje pintado. Pero no, él quería el real.
Antes de rodar, todo el equipo (incuso el camarógrafo y el sonidista) debían ir al set y dejarlo resplandeciente y eso era cada vez. Kurosawa sentía que era muy importante que todo el mundo comprendiera el espíritu de la escena, para dar intensidad a la imagen que iban a producir.
La organización del caos
El set estaba muy organizado. Había un grupo de actores que eran tratados como soldados (los Sanjuki) y ellos trabajaban horas extras cada día. Los extras debían venir, tomar sus armaduras y banderas y ser entrenados por los Sanjuki. Y Kurosawa diseñaba la toma y el movimiento de cámara para que después la cámara pudiera filmar. Es una secuencia donde los soldados de Hidetora están todos muertos y ves el montaje de la escena; él había pintado todas las imágenes de cómo quería la escena, con todo y colores, nosotros debíamos preparar la escena de acuerdo a eso. Después él vendría con las cámaras sobre cada uno de ellos y así hacer la toma en poco tiempo.
Fui muy afortunado de que me dejara entrar al cuarto de edición, así que fui testigo del trabajo de post-producción y de todas las peleas entre el compositor Toru Takemitsu y Kurosawa. Comparado con lo que allí pasaba, las escenas de batalla son nada. Kurosawa siempre tuvo la idea de usar música sólo en una parte de la batalla y tenía una idea muy clara de cómo debía sonar la música. Sólo que Kurosawa no era músico y nunca había estudiado música, así que no era capaz de comunicarle al compositor lo que él quería, así que el trabajo se prolongó mucho tiempo. Pero el resultado es fantástico.
Trabajar con los elementos
En esta escena era un tifón real. Nadie estaba bajo resguardo salvo la cámara y las luces. El equipo tenía la única forma de grabar bajo la lluvia que estaba disponible en ese tiempo: un disco de vidrio que daba vueltas y rotaba frente al lente para así protegerlo del agua. No podíamos escucharnos los unos a los otros. Tomó un día completo hacer la toma porque la parte visual era muy importante. Pero, claro, el viento no se ve, así que tuvimos que traer pastos altos de otra parte y ponerlo en la escena para hacer evidente el movimiento. Desafortunadamente lo que pasó fue que los vestuarios se mojaron y se pusieron pesados, por lo que no se movían con el viento, así que un poco del efecto se perdió…
Pobre Tatsuya Nakadai (Hidetora) que pasó por horas de maquillaje cada día, porque el maquillaje cambiaba para cada escena y él debía tener diferentes máscaras Noh con la evolución del personaje. Y Kurosawa era muy demandante con él. Nakadai fue muy bueno haciendo un papel que poco a poco va perdiendo la razón y entrando a su propio mundo.
Un director de actores
Tuve la fortuna de estar allí para la preparación de Ran y Kurosawa llevó a todo el equipo al ensayo para ver cómo se desarrollaba la escena. Su manera de filmar incluía tres cámaras al mismo tiempo, lo cual en su momento no era nada común, y además usaba lentes largos. No sólo por la decisión estética, sino para que los actores no pudieran sentir las cámaras y así no ser pertubados por su presencia. Hacía tomas continuas, no para usarlas tal cual, sino para mover la cámara de una dirección a otra con la intención de tener diferentes ángulos de cada escena. Así que hacía ensayos de la escena el día anterior con los movimientos de cámara y los vestuarios, para hacer la filmación al día siguiente.
Otra cosa que me maravillaba, es que Kurosawa no hacía tomas de respaldo. Él filmaba y la mayor parte del tiempo decía “¡Corte!”, se levantaba y después le decía al camarógrafo “Perdón ¿estuvo bien para ti?”, porque para él estaba bien. Y si el camarógrafo decía sí, entonces estaba terminado. En una producción tan grande, eso era sorprendente, pero esa era la fe que tenía en el trabajo. Su límite era la extensión del filme que era 12 minutos. Una vez, en Dreams, se acabó la cinta y él gritó “¡todos congelados!”, cambió el rollo y continuó. De esa manera tenía una escena mucho más natural.
Control que permite la improvisación
Si ves las imágenes de los storyboards de Kurosawa, son exactamente lo que aparece en sus películas. No hay cambios. Pero en una de las escenas finales, donde se ve a Kurogane cortando la cabeza de Kaede, él le dijo a la persona encargada de diseño de vestuario un día antes que era una pena que un vestuario tan lindo fuera a ser manchado de sangre. Y entonces, mientras preparaban la escena en el set, todo cambió y surgió con mucha más fuerza. Kurosawa tenía mucha confianza en los camarógrafos Taeko Saito y Masaharu Ueda. Es un encuadre muy cerrado. Hisashi Igawa (quien hacía el papel de Kurogane) tenía que hacer una línea con tanta fuerza que tomó algunas repeticiones antes de que pudiera hacer todo y golpear, y entonces la sangre se esparció. Cuando vimos los chorros, estábamos impresionados con el poder de la escena.
NVL (@Natmond22)
Fuente: BFI