Agnès Varda, la cineasta francesa de origen belga, detrás de filmes como La pointe Courte (1955) o Cleo de 5 a 7 (1962), recibió el Leopardo de Honor (Pardo d'onore) como tributo a toda su carrera en el Festival de Cine de Locarno en su edición 67. Con motivo del reconocimiento, la realizadora fue invitada a una charla frente a una nutrida audiencia.
En la conversación, la realizadora de 86 años, destruye el mito de la nouvelle vague y explica por qué siempre se sintió confundida y alejada de ese término que acuñó la directriz de una corriente expresiva.
El periodista francés Jean-Michel Frodon, lanzó la primera pregunta que versó sobre Varda y su lugar en la estela de la Nouvelle Vague; ella respondió que en realidad nunca se sintió parte del movimiento:
Yo siempre estuve confundida por la Nouvelle Vague. El término fue creado muy tarde e incluyó a muchos cineastas. Pero también estaba el grupo de críticos que después se convertirían en directores, provenientes de Les Cahiers du Cinéma, y allí estaban los espíritus libres:.. Alain Resnais, Jacques Demy, Chris Marker, yo misma. Nos agruparon bajo el mismo nombre, pero no éramos un grupo. Yo me sentía bastante lejos de la tripulación Les Cahiers.
La Nouvelle Vague es un hito crucial en la historia del cine, bastante recordado en Locarno. Jean-Pierre Léaud (Los 400 golpes, 1959), el actor emblemático de la Nouvelle Vagu — incluidos muchos de sus directores—, recibió un premio por su trayectoria y dedicó un texto breve a François Truffaut. La película considerada la fundadora de la Nouvelle Vague, Los 400 golpes, se proyectó en la Piazza Grande, y un programa estuvo dedicado a Agnès Varda. Sobre el tema de la restauración y reedición de películas antiguas, la cineasta señaló:
¿Deberíamos olvidarnos de las películas antiguas? No sé. A veces creo que hay que dejar que desaparezcan.
Cuando se le cuestionó si el trabajo de Godard, Chabrol o Truffaut, personajes que cambiaron la historia del cine para siempre, es un peso pesado para los jóvenes cineastas, a quienes se les asocia o compara con la obra de aquellos, Varda dijo:
Yo no sabía nada sobre las películas cuando comencé. Inventé mi propio idioma. No sabía que había una Cinemateca de París. Resnais hizo una lista de las obras maestras que debía ver y me fui. Si hubiera sabido de todas esas películas antes de rodar mi primera cinta, tal vez no habría comenzado. Las películas hermosas son pesadas. Ser ignorante me sirvió.
Lo cierto es que cada uno de los directores a los que nos incluyen dentro de la Nouvelle Vague íbamos por nuestro lado. Claude Chabrol y Jaques Demy son muy diferentes. ¿Qué tienen en común ellos dos con Jean-Luc Godard? No se pueden colocar en un mismo cajón porque no hacían lo mismo. Nunca hubo una reunión en la que nos juntáramos todos en una misma sala y decidiéramos las directrices de una corriente expresiva...
A diferencia del Dogma 95, la Nouvelle Vague fue una etiqueta formada por la crítica y no un movimiento organizado. Fue utilizado por primera vez en 1957 por Françoise Giroud en el diario francés L'Express, para describir el despertar de una nueva generación en todos los aspectos de la vida social y de la sociedad. Seis meses después, en 1958, fue tomado para referirse a la erupción masiva de jóvenes cineastas que dirigían sus primeros largometrajes.
Se caracterizó por estar conformado esencialmente por un grupo de cineastas nacidos en Les Cahiers: Godard, Truffaut, Rohmer, Chabrol y Rivette.
El mito de la Nouvelle Vague no debe enterrar a las nuevas cintas de sus autores, Goodbye to Language de Jean-Luc Godard (JLG), por ejemplo. La misma Varda dijo odiar ser encasillada:
Yo era fotógrafa hasta Cleo de 5 al 7, después me convertí en directora, y los dos últimos años he sido artista visual. Las personas que gustan de mis películas no tienen la curiosidad por conocer mi trabajo en galerías. Somos etiquetados, categorizados. Los que acuden a los museos saben que soy una directora de renombre, pero no han visto mis películas.
VSM (@SofiaSanmarin)
Fuente: Indiewire